Copio un mensaje del Presidente de Ecuador, Rafael Correa, al pueblo belga, a propósito de la detención en el país europeo de una madre ecuatoriana con su pequeña hija de once años.
"Qué pena que Bélgica haya cometido estos abusos. Si el Presidente Chávez, si Evo Morales, si Fidel Castro, si quien les habla, metemos tres días presa a una madre extranjera con su hija de 11 años nos dirían de todo: dictadores, sanguinarios, cavernícolas... Bélgica metió un mes presa a nuestra compañera Ana Cajamarca y a su hija Angélica de 11 años. Qué barbaridad". PRESIDENTE RAFAEL CORREA, SAN GABRIEL, CARCHI ECUADOR, 4/08/2007.
San Gabriel, 4/07/2007.- El Presidente de la República, Rafael Correa, lamentó hoy la reclusión durante un mes en Bélgica de la ecuatoriana Ana Cajamarca y su hija Angélica, de 11 años de edad, y afirmó que si los ciudadanos belgas se ven obligados algún día a tener que abandonar su patria, será recibidos en el Ecuador "con los brazos abiertos" porque el Gobierno considera que "no hay seres humanos ilegales".
El Jefe del Estado, durante la cadena radial de los sábados, calificó como "barbaridad" la actuación de las autoridades belgas en este caso y realizó un llamado para que ningún ecuatoriano o ecuatoriana tenga que marcharse del país.
"Apúremonos y venzamos el 30 de septiembre para construir una patria donde nadie más tenga que salir y los que un día salieron puedan regresar, para evitar estas humillaciones de nuestros compatriotas en el extranjero", afirmó.
El Mandatario también manifestó que uan intervención como la belga hubiera suscitado un grave escándalo internacional si se hubiera registrado en América del Sur.
"Qué pena que Bélgica haya cometido estos abusos. Si el Presidente Chávez, si Evo Morales, si Fidel Castro, si quien les habla, metemos tres días presa a una madre extranjera con su hija de 11 años nos dirían de todo: dictadores, sanguinarios, cavernícolas... Bélgica metió un mes presa a nuestra compañera Ana Cajamarca y a su hija Angélica de 11 años. Qué barbaridad".
"Quiero decirle a Bélgica, ese pueblo belga al que tanto quiero -mi esposa es de allá y mis hijos tienen doble nacionalidad, la considero mi segunda patria-, a este ministro que dijo que, si los ecuatorianos estuvieran tan maltratados en Bélgica por qué todos se quieren quedar, ojalá algún día, por todo el abuso que hayan hecho de su naturaleza, no tengan una lluvia ácida o una catástrofe naturales que los obligue a salir.
En todo caso, si algún día ustedes, compañeros belgas, se ven obligados a salir de su propia patria tengan la seguridad de que aquí, en Ecuador, serán recibidos como hermanos, porque nosotros consieramos que no hay seres humanos ilegales y siempre tendremos los brazos abiertos".
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