miércoles, enero 22, 2014

Agricultor chileno ganó demanda a Monsanto y denunció a Transnacional en seminario Transgénicos de ministro Mayol











Por Lucía Sepúlveda Ruiz
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Agricultor chileno ganó  demanda contra Monsanto y denuncia daños  provocados por transnacional


Por Lucía Sepúlveda Ruiz
José Pizarro Montoya, 38 años, agricultor sin tierra, y ex productor de transgénicos en la temporada 2009-2010 en Melipilla (RM), es el primer chileno y quizás el único latinoamericano que le ha ganado una demanda a Monsanto/ANASAC por incumplimiento del contrato. El intentó revelar su caso en el seminario sobre transgénicos organizado en Casa Piedra el 22 de enero por el ministro de Agricultura Luis Mayol. Allí panelistas internacionales y nacionales predicaban las bondades de los cultivos genéticamente modificados. Pizarro sólo quería intervenir para decir que no le recomendaba a ningún campesino trabajar para Monsanto cultivando transgénicos de exportación, porque podía terminar arruinado igual que él, además de dañar la tierra. En Chile hay aproximadamente 30.000 hectáreas de semilleros de maíz, soya y raps transgénicos de exportación, comercializados por las transnacionales Monsanto, Pioneer y socios chilenos agrupados en ANPROS, la Asociación Nacional de Productores de Semillas. La campaña Yo No Quiero Transgénicos en Chile impulsa una moratoria a la posible expansión de estos cultivos al mercado interno y una estricta fiscalización a los semilleros.
En septiembre de 2013, María Elena Rozas coordinadora de la Red de Acción en Plaguicidas RAP-Chile y Lucía Sepúlveda conocieron la experiencia de Pizarro y pudieron observar de primera fuente los resultados de las malas prácticas ambientales y comerciales de Monsanto/ANASAC en Chile. “El agricultor no sabía exactamente qué sembraba, no tenía idea de qué era una semilla transgénica; en el contrato figura un nombre de fantasía: maíz Mon49. En   el cultivo tenía que usar obligadamente y  en forma intensiva,  más de diez plaguicidas dañinos para la salud y el ambiente. El contrato que firmó lo obligaba a recurrir sólo a la Cámara de Comercio, no podía querellarse en tribunales. El nos explicó que muchos productores también han tenido problemas con Monsanto, pero no acuden a la Cámara porque es muy caro”, señala María Elena Rozas.
La sentencia contra Monsanto
La sentencia favorable a Pizarro en el juicio de rol 1385-11 caratulado como Agrícola Pizarro Ltda. con Agrícola Nacional S.A.C, fue dictada por el juez árbitro de la Cámara de Comercio, Francisco Gazmuri Schleyer. La Corte de Apelaciones de Santiago la confirmó en septiembre de 2013, rechazando el recurso de casación y  queja presentado por la empresa. Pero durante los cuatro meses posteriores la demandada se negó a cumplir el fallo. Por esa razón el agricultor no dio a conocer previamente su caso. Sólo a fines de diciembre de 2013, Pizarro recibió los 37 millones de pesos que la Cámara le ordenó pagar a la empresa, sin embargo esa suma no alcanza a cubrir los daños ocasionados. Los documentos de SAG de Declaración de Semilleros OVM incorporados en la demanda, identifican la solicitud de certificación como de ANASAC Chile (Monsanto) y son cuestionados por Pizarro que acusa complicidad con la empresa.
En el proceso fue decisivo el peritaje del INIA (Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria),  elaborado por el ingeniero agrónomo Gabriel Saavedra del Real sobre lo ocurrido. También fue determinante la comparecencia de  Levi Manzur, académico de la Universidad Católica de Valparaíso y  destacado genetista de Los Andes,  cuyas conclusiones fueron en el mismo sentido de la denuncia del demandante.

Pérdidas millonarias
Pizarro perdió su casa, su máquina fumigadora, un tractor, y su camioneta. Lo abandonó su pareja y no tenía cómo recomenzar.  Quedó debiendo 90 millones de pesos al Banco Santander luego de cultivar en Melipilla maíz transgénico de Monsanto para ANASAC. María Elena Rozas comenta: “Lo ocurrido a este productor puede servir de ejemplo para centenares de pequeños productores agrícolas encandilados por promesas de grandes ganancias y trato justo, por parte de las empresas exportadoras de semillas transgénicas. Pero eso ocurre sólo al principio. La gran mayoría de los estafados no denuncia y se hace dependiente de lo que le ofrezca la empresa, que es cada vez menos. Y no hay muchas alternativas en el campo, no hay políticas públicas ni incentivos que favorezcan efectivamente la producción agroecológica; eso es lo que debemos cambiar”.
Pizarro proviene de una familia de agricultores de Los Andes (Región de Valparaíso), y trabajaba con su hermano como hortalicero. Para sembrar transgénicos arrendó en Melipilla 33,07 hectáreas, que son una parte del fundo Rumay del empresario Manuel Ariztía (de la industria de Pollos Ariztía), para producir maíz transgénico para ANASAC (Monsanto). El “gran negocio” de los transgénicos ha sido para Pizarro prácticamente el fin de su vida como agricultor.
Nos explica: “Yo ahora soy un estudioso de los transgénicos, aprendo a través de Internet, y además he averiguado sobre Monsanto y su prontuario criminal.” Cuando tomó conciencia de lo que le había ocurrido, se dirigió a la Agrupación Ecologista de Aconcagua, organización que forma parte de nuestra campaña Yo No Quiero Transgénicos en Chile, estableciendo así contacto con RAP-AL Chile  para dar a conocer su caso y denunciar a Monsanto.
Hoy José Pizarro está en la lista negra de la transnacional, y a su vez, para el agricultor, Monsanto pasó a la categoría de empresa corrupta, abusadora y depredadora. “Yo he visto que con el maíz transgénico había ratones muertos a la vera del camino, después que se comían los choclos”, denuncia.
Indicaciones erradas para la siembra
En dos temporadas anteriores Pizarro había obtenido grandes ganancias con el maíz transgénico y la empresa lo consideraba un excelente productor. Nunca antes él se preguntó qué riesgos ambientales o comerciales podía correr tratando con Monsanto. “El año 2009 ellos quisieron hacer un experimento conmigo. Eran 12 agricultores los que estaban sembrando en Chile ese tipo de maíz y sólo a dos nos hicieron sembrar hileras de hembras (de semilla transgénica) y machos (de semilla híbrida) en proporción 4:1; los otros productores sembraron en proporción 4:2. El SAG estaba a cargo de fiscalizar y en mi opinión es cómplice de la empresa, porque en sus informes anotó que yo había sembrado 4:2, lo que estaba a la vista que no era así. Según sus informes,  pareciera que yo hubiera sembrado con las mismas instrucciones que les dieron a los demás productores. Pero no, yo sembré a ciegas, hacía lo que ordenaba la empresa, ni me fijaba en lo que escribía el certificador del SAG porque el contrato me obligaba a seguir estrictamente sus instrucciones.”
Quemar el maíz del vecino
Entre las instrucciones del SAG está asegurarse que no haya maíz criollo cerca, porque podría cruzarse con el cultivo transgénico y afectar su multiplicación. SAG vigila que no se perjudique la siembra de transgénicos,  pero al productor convencional  no lo protege nadie. Siguiendo las recomendaciones de Monsanto, Pizarro pidió a un vecino que había plantado maíz, que lo sacara. Pero se trataba de una persona mayor, que no aceptó porque quería tener sus propios choclos para humitas en el verano. El productor informó a la empresa y el agrónomo Francisco Araya Vargas, le ordenó “Tírale Roundup” (el herbicida que mata cualquier planta que no sea transgénica). Pizarro prefirió cortar de noche las panojas del maíz del vecino para que no pudieran dar polen y multiplicarse. Lo cuenta con vergüenza.
Costos del juicio
ANASAC Chile /Monsanto a través de su gerente Rodrigo Malagüeño aseguró en el juicio que ningún multiplicador de maíz transgénico los había demandado anteriormente. En general sólo las grandes empresas pueden ir a arbitraje a través de la Cámara de Comercio. Pizarro, que no estaba dispuesto a arruinarse en silencio, se arriesgó. “De partida tuve que pagar $700.000 para que me atendieran y luego $4.400.000 para financiar al juez. Puse una demanda por $218.000.000 y el juez finalmente falló en mi favor pero sólo saqué $37.000.000 que es muchísimo menos de todo lo que he perdido.”
Explica Pizarro: “Yo no recibí instrucciones adecuadas para la siembra y por eso la producción fue mala y la liquidación también. El precio se calcula sobre la base de la producción del mismo maíz por otros multiplicadores de la región del Maule, pero ellos recibieron instrucciones diferentes a las que me dieron a mí, y por eso produjeron mucho más que yo. El produjo 106.780 kg de maíz pero la producción real, seleccionada en la procesadora de Lo Espejo de acuerdo a los estándares requeridos por Monsanto, fue sólo de 38.509 kg”            .
La sentencia estableció que la empresa “incumplió una obligación de hacer, consistente en prestar los servicios de supervisión técnica de la siembra en forma diligente y dando estricto cumplimiento a las instrucciones del fabricante de la semilla Monsanto, cayendo en incumplimiento contractual negligente”.
La captación de productores rurales
A Pizarro lo buscó Monsanto. Llegaron hasta el predio donde él cultivaba hortalizas en Melipilla y le dijeron que por satélite lo habían ubicado porque el lugar se prestaba para cultivo de maíz transgénico pues no había otro maíz convencional cerca. El primer año (2008) le regalaron la semilla transgénica y el Roundup. Pizarro sólo tuvo que comprar abonos e insecticidas. Incluso le pagaron el arriendo del predio. El sólo debía cuidar el cultivo. Le ofrecieron pagarle tres millones de pesos por hectárea. En 2009 también le dieron la semilla “pero el veneno lo compré yo. Estuve dos días sembrando y a pesar que yo tenía máquinas la empresa me obligó a sembrar con las de ellos, que son más nuevas, eso fue un gasto enorme”, explica el productor rural. Ese mismo año Mosanto compró la división de maíz y soya de ANASAC. Los productores recibieron una nota diciendo que en adelante, debían seguir las instrucciones de ANASAC Chile, es decir de Monsanto, el nuevo dueño. Pero para los efectos comerciales y legales, curiosamente Pizarro debió entenderse con ANASAC SA, cuyo gerente es Rodrigo Malagüeño, una estrategia para no figurar abiertamente en la querella.
Incumplimiento de contrato
El arbitraje de la Cámara de Comercio estableció que ANASAC/Monsanto incumplió su obligación “consistente en prestar los servicios de supervisión técnica de la siembra en forma diligente y dando estricto cumplimiento a las instrucciones del fabricante de la semilla Monsanto”, incurriendo en incumplimiento contractual negligente. La Corte de Apelaciones de Santiago confirmó este fallo y no existen más instancias para este tipo de arbitraje. La sentencia de la Corte, firmada por Pilar Aguayo, Carlos Carrillo y la abogado integrante Claudia Schmat, también condenó a ANASAC a pagar los costos de la apelación.
José Pizarro concluye señalando: “Sólo quiero que otros campesinos no tengan que pasar por lo que yo viví. Yo nunca más voy a sembrar transgénicos”.

domingo, enero 05, 2014

Saludo de YNQT a Sofía Gatica y acampe contra Monsanto en Córdoba, Argentina

Nuestro saludo solidario y fraterno a Sofía Gatica y tod@s quienes luchan en el acampe contra Monsanto en Córdoba, Argentina, enviado el 2 de enero y cuya respuesta postié hace unos minutos.

"Al inicio del 2014, queremos enviarle un saludo público de solidaridad y fraternidad a Sofía Gatica y las madres y luchadores que participan del acampe iniciado en octubre de 2013 contra la instalación de una Planta procesadora de maíz transgénico en el barrio Malvinas Argentinas. Esta heroica lucha tiene la fuerza de la verdad y nace del doloroso impacto de las fumigaciones con glifosato en las plantaciones de soya transgénica, que han causado muerte a niños y enfermedades crónicas.
Hemos seguido el pasado año el juicio a las fumigaciones, y procuramos difundir y explicar en Chile lo que ocurre en Argentina, porque en Chile aun muchos están desinformados y/o prefieren ignorar que el verdadero costo de los transgénicos se paga en malformaciones congénitas, en cánceres y enfermedades de todo tipo.
En nuestro país llevamos adelante la campaña Yo No Quiero Transgénicos en Chile que lucha por lograr una moratoria a los cultivos transgénicos –que actualmente son semilleros de exportación- y el etiquetado de los alimentos que los contienen. También estamos rechazando decididamente un proyecto de ley de semillas funcional a los intereses de Monsanto y las transnacionales productoras de semillas híbridas y transgénicas. La lucha contra Monsanto y este tipo de leyes y proyectos se está desplegando a nivel global, pero claramente en nuestra región, reconocemos en ustedes la avanzada. Rechazamos enérgicamente la represión de que están siendo objeto y apoyamos su derecho a manifestarse contra la transnacional que asola su territorio y contra sus socios en el gobierno y empresariado.
Rogamos transmitir a todas las madres, y a los jóvenes y organizaciones diversas que acompañan su lucha, nuestro apoyo y confianza en que como parte del pueblo latinoamericano sabremos vencer la amenaza que representan estos nuevos invasores y serán cada vez más las voces y brazos que se levanten en defensa de nuestro territorio y de la salud y el bienestar de nuestras familias, hijos y nietos."

Coordinación nacional de la campaña Yo No Quiero Transgénicos en Chile
2 de enero de 2014.

Sofía Gatica nos convoca a la lucha desde el acampe contra Monsanto en Malvinas Argentinas

La lideresa argentina envió esta misiva a nuestra campaña Yo No Quiero Transgénicos en Chile. Sus palabras nos conmueven y comprometen aun más.

"Al pueblo de Chile. De madre a madre:
Los transgénicos matan a tus hijos , esclavizan a tu familia y saquean la economía del país.
Decile NO a Monsanto. Una lucha que es de todos
Seguramente intenten ocultar estas palabras porque son las de una madre. Las palabras de una mujer que sufre en carne propia la peor de las consecuencias del nuevo mundo transgénico al que nos obligan en el continente.
Este próximo 7 de enero de 2014 será en la hermana república de Chile un día de alegría para todos si se rechaza la Ley de Obtentores Vegetales o “Ley Monsanto–von Baer”. Una ley que intenta someter a los chilenos a la opresión de la que los agricultores colombianos acaban de salir gracias al paro nacional Agrario que realizaron indefinidamente hasta su derogación.
Estamos hoy las madres de ituzaingó reclamando en el acampe de Malvinas Argentinas no sólo justicia, sino resistiendo por un mundo sostenible. Por un mundo mejor. Nos ha tocado aprender que la industria transgénica no sólo mata a nuestros hijos, sino que esclaviza a millones de familias de agricultores sometiéndonos a sus semillas bajo amenaza de judicialización y que saquean los recursos nacionales repartiendo beneficios expatriados.
Hace meses bloqueamos la construcción de la planta más importante que Monsanto construye en Sudamérica. Una “fábrica de semillas” desde la que intentan someternos alimentariamente cobrando el impuesto al “obtentor” que intentan comprado a la prensa y la legalidad para saquear a su antojo apropiándose de las semillas.
En solidaridad internacional con el hermano pueblo de chile.
Sofía Gatica
No al convenio UPOV 91.
el Gobierno chileno de Sebastián Piñera fomenta la agricultura a escala industrial de carácter monopólico y facilita la concentración de la propiedad de las semillas en pocas empresas multinacionales.
La propuesta legal del Ejecutivo amplía los derechos de propiedad intelectual sobre las semillas pertenecientes a grandes corporaciones y convierte en ilegal para los agricultores el guardar e intercambiar su propia semilla. Todo esto está amparado en derechos exclusivos garantizados por los derechos de propiedad intelectual.