"Al pueblo de Chile. De madre a madre:
Los transgénicos matan a tus hijos , esclavizan a tu familia y saquean la economía del país.
Decile NO a Monsanto. Una lucha que es de todos
Seguramente intenten ocultar estas palabras porque son las de una madre. Las palabras de una mujer que sufre en carne propia la peor de las consecuencias del nuevo mundo transgénico al que nos obligan en el continente.
Este próximo 7 de enero de 2014 será en la hermana república de Chile un día de alegría para todos si se rechaza la Ley de Obtentores Vegetales o “Ley Monsanto–von Baer”. Una ley que intenta someter a los chilenos a la opresión de la que los agricultores colombianos acaban de salir gracias al paro nacional Agrario que realizaron indefinidamente hasta su derogación.
Estamos hoy las madres de ituzaingó reclamando en el acampe de Malvinas Argentinas no sólo justicia, sino resistiendo por un mundo sostenible. Por un mundo mejor. Nos ha tocado aprender que la industria transgénica no sólo mata a nuestros hijos, sino que esclaviza a millones de familias de agricultores sometiéndonos a sus semillas bajo amenaza de judicialización y que saquean los recursos nacionales repartiendo beneficios expatriados.
Hace meses bloqueamos la construcción de la planta más importante que Monsanto construye en Sudamérica. Una “fábrica de semillas” desde la que intentan someternos alimentariamente cobrando el impuesto al “obtentor” que intentan comprado a la prensa y la legalidad para saquear a su antojo apropiándose de las semillas.
En solidaridad internacional con el hermano pueblo de chile.
Sofía Gatica
No al convenio UPOV 91.
el Gobierno chileno de Sebastián Piñera fomenta la agricultura a escala industrial de carácter monopólico y facilita la concentración de la propiedad de las semillas en pocas empresas multinacionales.
La propuesta legal del Ejecutivo amplía los derechos de propiedad intelectual sobre las semillas pertenecientes a grandes corporaciones y convierte en ilegal para los agricultores el guardar e intercambiar su propia semilla. Todo esto está amparado en derechos exclusivos garantizados por los derechos de propiedad intelectual.
Los transgénicos matan a tus hijos , esclavizan a tu familia y saquean la economía del país.
Decile NO a Monsanto. Una lucha que es de todos
Seguramente intenten ocultar estas palabras porque son las de una madre. Las palabras de una mujer que sufre en carne propia la peor de las consecuencias del nuevo mundo transgénico al que nos obligan en el continente.
Este próximo 7 de enero de 2014 será en la hermana república de Chile un día de alegría para todos si se rechaza la Ley de Obtentores Vegetales o “Ley Monsanto–von Baer”. Una ley que intenta someter a los chilenos a la opresión de la que los agricultores colombianos acaban de salir gracias al paro nacional Agrario que realizaron indefinidamente hasta su derogación.
Estamos hoy las madres de ituzaingó reclamando en el acampe de Malvinas Argentinas no sólo justicia, sino resistiendo por un mundo sostenible. Por un mundo mejor. Nos ha tocado aprender que la industria transgénica no sólo mata a nuestros hijos, sino que esclaviza a millones de familias de agricultores sometiéndonos a sus semillas bajo amenaza de judicialización y que saquean los recursos nacionales repartiendo beneficios expatriados.
Hace meses bloqueamos la construcción de la planta más importante que Monsanto construye en Sudamérica. Una “fábrica de semillas” desde la que intentan someternos alimentariamente cobrando el impuesto al “obtentor” que intentan comprado a la prensa y la legalidad para saquear a su antojo apropiándose de las semillas.
En solidaridad internacional con el hermano pueblo de chile.
Sofía Gatica
No al convenio UPOV 91.
el Gobierno chileno de Sebastián Piñera fomenta la agricultura a escala industrial de carácter monopólico y facilita la concentración de la propiedad de las semillas en pocas empresas multinacionales.
La propuesta legal del Ejecutivo amplía los derechos de propiedad intelectual sobre las semillas pertenecientes a grandes corporaciones y convierte en ilegal para los agricultores el guardar e intercambiar su propia semilla. Todo esto está amparado en derechos exclusivos garantizados por los derechos de propiedad intelectual.
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