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sábado, junio 16, 2007
No más tortura en Brasil para Mauricio Hernández
Una paradoja se abrió para Mauricio Hernández Norambuena (ver www.mauriciohernandeznorambuena.com,) Ayer era uno de los intrépidos tripulante del helicóptero en fuga desde la Cárcel de Alta Seguridad desde Santiago de Chile, en 1996 ( ver relato de Patricio Ortiz en /www.rie.cl/?a=831 (1996). Hoy está aislado, al borde del colapso físico y mental, en la prisión federal de Catandúa, Brasil. Y por ello, para él y su familia, su transferencia para cumplir condena en Chile es la única salida a los devastadores efectos de una incomunicación que se prolonga por cinco años.
En Brasil, en 2002 el chileno fue condenado a treinta años de cárcel por el secuestro del publicista Washington Olivetto. www.agenciatxt.com/Archivo/APazFPMR.htm - 51k - Marco Rodríguez y Alfredo Canales, miristas, también cumplen pena por ese hecho, pero no están en esa prisión ni afectos a igual régimen.
El director del penal de Catandúa, Ronaldo Urbano renunció a su cargo el pasado 2 de junio, en medio de acusaciones de prácticas de tortura en el recinto, formuladas por parlamentarios. Amnistía Internacional ya había denunciado casos de tortura en el recinto.
En Santiago, a Hernández Norambuena (otrora “Ramiro”) que tiene 48 años, lo esperan dos cadenas perpetuas por los casos Jaime Guzmán y Cristián Edwards. El convenio de transferencia de presos, requiere voluntad política de ambos gobiernos. Se aplicó por primera vez el año 1999 con presos políticos miristas, también condenados por un secuestro, y transferidos luego de una larga huelga de hambre.
Una respuesta equívoca
Mauricio Hernández, en cambio, sería expulsado a los 73 años y sólo en caso que en Chile conmuten sus penas de cadena perpetua. En esos términos respondió el 27 de marzo de 2007 la embajada brasileña la solicitud de aplicación del convenio de transferencia del Ministerio de Relaciones Exteriores chileno. Afirmó que ello ocurrirá después de que el preso cumpla “la pena impuesta por la justicia brasileña”, y siempre que en Chile no deba cumplir una pena superior a los 30 años. Según la misiva, su gobierno lo hace para defender los derechos humanos. “En aplicación de la disposición constitucional cuyo objeto es la protección de los derechos humanos del sr. Hernández Norambuena, tal transferencia dependerá de la conmutación de las penas a las cuales está condenado por la Justicia chilena, de prisión perpetua, por pena privativa de libertad de un máximo de 30 años”, asegura textualmente el equívoco documento.
En enero de 2007 el ministro de Justicia brasileño Marcio Thomaz había decretado la orden de expulsión del chileno, “dejando la efectividad de la medida condicionada al cumplimiento de la pena a que estaba sujeto en el país o a su liberación por el poder judicial”. En febrero, para la visita del presidente de Brasil, Luis Ignacio Da Silva a Chile, su familia hizo llegar una carta solicitando el traslado del ex frentista y apelando a la conciencia humanitaria del gobernante.
Los hermanos del ex frentista encabezan desde Valparaíso la campaña por su transferencia. Laura y Cecilia, menores que Mauricio, eran niñas cuando junto a sus padres, militantes socialistas ya fallecidos, vivieron la persecución antidictatorial desatada en el porteño Cerro Esperanza y los allanamientos de la CNI. Sus otros dos hermanos sufrieron relegación. El ingreso del joven Mauricio al Frente Patriótico Manuel Rodríguez se produjo en 1983, poco después de egresar como profesor de Educación Física de la Universidad de Chile, sede Valparaíso (actual Playa Ancha).
Ensañamiento
Brasil ha convertido al ex frentista en el único preso de ese país con cinco años de Régimen Disciplinario Diferenciado (RDD), castigo que requiere un dictamen de un juez y sólo puede durar un año. “Hay ensañamiento y xenofobia con Mauricio”, sostiene su hermana Laura, médica en un consultorio de Viña del Mar. Relata que se le ha cambiado de prisión por cuarta vez. Desde febrero de este año Mauricio Norambuena se encuentra en el primer penal federal “modelo” de alta seguridad, recién construido, ubicado en el estado de Paraná. “Mauricio está 23 horas diarias en una celda de aislamiento, con solo una hora en un patio, impedido de ver a otros presos, escuchar radio, recibir revistas o periódicos y con mínimo derecho a visitas, que además no pueden ser frecuentes por razones obvias de distancia, y actividades laborales”, señala Laura.
El embajador de Frei
El régimen de castigo se le aplica por supuesta peligrosidad del reo, cuya buena conducta penal se reconoce. Pero el oficio SAP/GS Nº 325 del 2 de febrero de 2004, dirigido al juez Paulo Eduardo de Almeida Sorci, y firmado por Nagashi Furukawa, Secretario de Administración Penitenciaria de Sao Paulo, cita como razón para el castigo, una petición del embajador del entonces gobierno de Eduardo Frei, Carlos Eduardo Mena Keymer. El requirió mantener al condenado en una cárcel de alta seguridad porque podría ser liberado por sus compañeros de lucha “y su eventual fuga sería un desastre para Sao Paulo, para Brasil, para Chile y hasta para la humanidad”. Hay que agregar que Olivetto, el publicista cuyo secuestro abortó la policía brasileña, es una celebridad nacional cercana al PT, y fue el propio gobierno de Lula –recién asumido- el que apeló para elevar la pena inicial, que era de sólo 16 años. Ese mismo año 2002, el gobierno de Frei solicitó la extradición. “Ahora hay una contradicción en la política del gobierno: en Ginebra, recientemente la Presidenta Bachelet se lamentó porque Suiza no haya extraditado a Patricio Ortiz, también fugado de la cárcel, sin embargo su gobierno no ha dado ningún paso para que Mauricio sea extraditado a Chile”, afirma Laura.
En la cárcel “modelo”
Es largo el camino que desde Cerro Forestal, en Valparaíso, recorrió Laura Hernández en mayo pasado para llegar a Catandúa. Tuvo que volar a Sao Paulo y viajar 15 horas en bus hasta Cascabel, seguidas de una hora más en taxi a Catandúa, un caserío al que no llega locomoción colectiva.
Mauricio es el tercero de cinco hermanos “aclanados” según Laura, y decididos a impedir que el ex frentista sucumba. Agrega la doctora: “Me contó Mauricio que en Catandúa jamás ha escuchado un grito de otro preso desde alguna celda vecina, como ocurre en otros penales, el aislamiento es absoluto. A mí y a mi hermana Cecilia, que viajó en otra oportunidad, nos ficharon completamente y fuimos escoltadas por un pelotón de guardias encapuchados. Vi a mi hermano muy mal, con un cuadro agudo de depresión como consecuencia de este aislamiento total. Ni siquiera los jefes de bandas de delincuentes que han asesinado a jueces o a gendarmes, son sometidos a este sistema, que busca el aniquilamiento y produce daños mentales irreversibles.”
En Chile, la familia ha contado con la asesoría del abogado Alberto Espinoza, de FASIC. El miércoles 13 de junio Laura y Cecilia Hernández se entrevistaron por segunda vez con la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados, que acordó promover un proyecto de acuerdo en que solicitará la transferencia. Se comprometieron a enviar un miembro de la Comisión a visitarlo a Brasil, y también solicitarán a la Presidenta Bachelet que instale el tema en su agenda.
Contra la Tortura
Con vehemencia, continúa la doctora Laura Hernández: “Pensamos que es urgente apelar a la solidaridad. Esta es una demanda humanitaria. El fue un luchador antidictatorial, hoy no constituye una amenaza para nadie y su vida y salud mental están en peligro porque está sometido a un trato inhumano, cruel y degradante, es decir, a tortura”
En Valparaíso la campaña de recolección de firmas, ver (www.mauriciohernandeznorambuena.com) y apoyo a la petición de transferencia se inició con éxito, junto al Comité Permanente Bolivariano de la V Región. Comités de apoyo en Suecia, Luxemburgo, Italia, Holanda, Alemania y Australia se manifestarán el 23 de junio, Día Internacional Contra la Tortura, en las embajadas de Brasil.
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