La foto que ven más arriba fue tomada por miembros de una comunidad mapuche de la novena región, que defendían sus tierras de la intromisión de la empresa eléctrica FRONTEL y de fuerzas especiales. El jinete se llama Waikilaf (Flecha Veloz), es mapuche, tiene 26 años y cursaba entonces segundo año de derecho en la Universidad Autónoma de Temuco. Los hechos ocurrieron en julio de 2006, cuando la comunidad Juan Paillalef bloqueó el camino ubicado entre Los Laureles y el lago Colico, utilizado por latifundistas y particulares de la zona.
El 18 de junio, en Temuco, Waikilaf (Flecha Veloz en mapudungun)Cadin Huentelao se enfrentará con la justicia chilena que lo acusa de cinco delitos y quiere condenarlo a un total de once años de prisión. Lo defenderá el abogado Lorenzo Morales que también tiene la tarea de exculpar a la lonko Juana Paillalef, su madre, al werken Antonio Cadin Huentelao, su tía, Luisa Calfunao a su hermano Jorge, al comunero Ernesto Lincopan. Waikilaf lleva más de diez meses preso y se querelló contra gendarmería de Temuco porque lo torturaron e intentaron liquidarlo. La comunidad ha denunciado que cinco menores de entre 15 y 3 años, hijos de estos presos políticos mapuche, presentan grave daño sicológico por haber vivido ocho allanamientos por fuerzas especiales y posteriormente, por el dolor de permanecer forzosamente separados de sus padres. Los mayores han abandonado el colegio y están recibiendo atención sicológica por parte de amigos del pueblo mapuche, ya que ni SENAME ni SERNAM han mostrado preocupación alguna ante el abandono en que quedaron los niños.
Visité dos veces a Waikilaf en la Cárcel de Alta Seguridad de Santiago. El me dijo "el Estado chileno se equivoca con los mapuche, no los conoce, yo no tengo rehabilitación, porque mi lucha nunca va a terminar, es por ideales".
En la contraportada de la revista Punto Final, donde escribo, en el número que salió a la calle el viernes 18 de mayo salió publicada parte de la entrevista que le hice. (La versión completa la publicaré próximamente).
El fiscal Cristián Paredes, que redactó la nefasta acusación de la causa, ha sido abusivo, falto total de objetividad (no le reconoció la irreprochable conducta anterior como atenuante) y no se sabe quién será el magistrado que examine la causa, pues eso sólo se ve, según me explica el abogado, el mismo día, para que el juez no se "contamine". Pero la prensa durante estos diez meses ha estado contaminando el ambiente, acusando a los miembros de esta comunidad de ser "un peligro para la sociedad", mostrándolos como personas histéricas que reaccionan violentamente porque sí, y silenciando los crímenes cometidos hasta ahora en su contra y la justicia denegada. Los más graves son tres atentados incendiarios contra su casa habitación, en uno de los cuales murió calcinado el lonko Basilio Coñoenao, de una comunidad vecina que esa noche de julio de 2005 estaba alojando allí. La Lonko Juana, la mamá de Waikilaf, abortó un bebé en mayo de 2000 luego de ser torturada por carabineros que la detuvo en el terminal rural de buses de Temuco. Ninguno de los procesos ha tenido resultado positivo alguno. Waikilaf me contó que ahora construyeron su casa como una especie de trinchera, en un hoyo, para protegerse de los atentados que atribuyen a un grupo paramilitar financiado por usurpadores de tierra de la zona. El dice que la Corte de Apelaciones revocó la libertad que le había concedido inicialmente un juez (que decía que el secuestro del que se le acusa no existió) sólo porque él es mapuche y está luchando por su derecho a la tierra, por su dignidad.
El camino en disputa tiene 10.000 metros cuadrados, de los cuales sólo una porción (300 metros cuadrados) está expropiada legalmente, aunque ellos sostienen que incluso eso es ilegal pues el Estado no trató con la dueña de la tierra, la abuela Mercedes Paillalef, sino con su pareja. Aunque la comunidad nunca ha pedido luz eléctrica, la empresa Frontel (del grupo Saesa) en ausencia de los dueños de casa instaló postación eléctrica destinada a electrificar toda la zona, que en gran parte tiene uso turístico. Hay un Hotel resort bastante exclusivo llamado Trailanqui, de los hermanos Taladriz, que es uno de los beneficiarios del camino y de la postación de luz. A Trailanqui llegan turistas del extranjero a practicar la pesca con mosca y otras exquisiteces como alojar en suites que valen más de $170.000. Es una zona hermosa, con bosque nativo, ríos y lagos, muy cerca de Pucón y Villarrica. Y la comunidad Juan Paillalef es la única que está en la boca del lago Colico porque en tiempos de Pinochet resistió la división y las presiones para vender la tierra. Mercedes Paillalef, la abuela de Waikilaf fue torturada y sufrió prisión en Temuco. Juana y sus hermanos, que en ese tiempo eran niños chicos arrancaron cruzando el río en una yegua colorada. Por eso Juana vivió en Santiago y volvió a su comunidad el año 99. Én una ceremonia fue consagrada como lonko, jefe política de su comunidad, ya que era la mayor de los hermanos y el cargo viene por ascendencia y por origen (el kupalme y el tuwun, dicen en mapudungun). La historia de esta familia es una historia de opresión y de lucha por la dignidad.
Los hechos que narro no parecen propios de estos tiempos pero son reales, más adelante entregaré nuevos antecedentes que lo corroboran. Pero hoy al menos tenía que escribir para que Waikilaf y su gente y quienes acierten a llegar aquí, sepan que muchos estamos con ellos y también queremos cabalgar en su yegua Llifken (relámpago) por la tierra y la libertad.
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