domingo, octubre 14, 2018

María Loreto Castillo en el alto cielo del No de las Protestas y la Resistencia Popular



María Loreto Castillo (29 años) era pobladora, militante del MIR, y vivía en el sector  de Lo Valledor Sur (comuna de San Miguel) con su pareja, Héctor Muñoz, y sus tres niños. Los días de Protesta Nacional eran bravos en la zona sur de Santiago, con masiva participación de los jóvenes de las Brigadas Salvador Allende de la Resistencia Popular, en las barricadas, quemas de neumáticos, actividad miliciana y de propaganda contra la dictadura.   El 11 de mayo de 1984, se realizó la octava protesta nacional. Seis días después, Loreto fue secuestrada en medio de operativos de represalia desarrollados por  la CNI que al mismo tiempo detuvo en su mismo barrio a Héctor y a su amigo, Jorge Muñoz Navarro, estudiante de medicina, también del MIR. Todos fueron llevados vendados a un centro clandestino de detención y tortura que funcionaba en el Cuartel Borgoño. A las 5.45 de la madrugada del 18 de mayo, Loreto fue amarrada a un poste de alta tensión en Pudahuel, en un sector que ahora es de Cerro Navia y dinamitada por agentes de la CNI. El Mercurio y otros medios participaron del montaje informando que ella había volado de un bombazo al intentar dinamitar una torre de alta tensión.También fue asesinado a balazos - dejado al lado de otro poste de alta tensión en Renca -  Jorge Muñoz.
Héctor (“Quico”) sobrevivió porque la carga destinada a él no explosionó; huyó del lugar, fue atendido en un hospital público   y denunció la detención de Loreto, de Jorge y de él mismo el 4 de junio en conferencia de prensa en la Vicaría de la Solidaridad. El describió cómo dinamitaron a su compañera. Un dedo de Loreto encontrado en el lugar  permitió su identificación oficial.  La  revista Análisis informó del crimen con un reportaje, basado en una entrevista de Pamela Jiles a Héctor, quien debió refugiarse en Suecia. Hasta hoy él busca justicia para Loreto, “la dinamitada”.  Recién en 2017, cuatro de los asesinos de la CNI (Roberto Schmied, Jorge Andrade, Javier Orellana y Arturo Sanhueza)  fueron procesados por este crimen.
 Loreto era una mamá alegre. Lavando ropa ajena costeaba sus gastos y estudiaba costura en una escuela de adultos, en el callejón Ovalle. Sobre ese alevoso crimen escribió el Padre Pepe Aldunate en sus memorias: “Estremece la figura de una mujer  que lleva en su cuerpo una fuente de vida, triturada y pulverizada por los que debían ser ‘guardianes de la vida”. Un homenaje se le rindió en Arpilleras por la Memoria

con un video en que Loreto vuela por los aires como en un cuadro de Chagall.  
(texto de Lucía Sepúlveda  septiembre  2018, de la serie Memorias de Rebeldías feministas publicada por la  la Coordinadora Feminista 8 de Marzo en su facebook.)



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