El 24 de julio se cumplen 40 años de la
publicación de la “Lista de los 119” en
diversos medios nacionales. La impunidad es la regla, salvo para 19 casos en
que la sentencia de la Corte Suprema contempla prisión efectiva para los
criminales (ver cuadro 1). La justicia chilena sólo comenzó a actuar después de
la detención de Pinochet en Londres, el 2001, iniciándose la investigación del montaje que la DINA, el
servicio secreto de Pinochet, denominó “Operación Colombo”. En 2009, sin
embargo, la Corte Suprema absolvió a todos los criminales por la desaparición
de la estudiante de servicio social y miembro del MIR, Jacqueline Binfa, revocando la sentencia del
ministro de fuero Alejandro Solís y aplicando la total prescripción de los
delitos.
"Exterminados como
ratas", tituló La Segunda el 24 de julio de 1975 refiriéndose a estas
desapariciones. Eran 19 mujeres (una de ellas, Jacqueline
Drouilly, embarazada) y 100 hombres, todos luchadores antidictatoriales, la
inmensa mayoría menores de 30 años. Sin excepción, amaban la vida y la
libertad. De sus 97 hijos, trece fueron póstumos, y dos nacieron en cautiverio.
Entre los secuestrados del 8/7/74 al 20/1/75 había parejas, hermanos, amigos y
compañeros de militancia; estudiantes, obreros, profesionales, periodistas,
actores, sastres y pobladores. Varios eran de Ñuñoa, otros de Villa
Francia, la José María Caro, La Legua, La
Bandera, o Peñalolén. Algunos eran originarios de Antofagasta, o La Serena , Talca, Concepción,
Temuco, Chillán, Valdivia, Los Angeles y Longaví. La mayoría militaba en el MIR
pero también había comunistas, socialistas, del MAPU o sin militancia. Los
sobrevivientes los vieron por última vez
en centros de tortura ubicados en Londres 38, Villa Grimaldi, la “Venda Sexy” o
Cuatro Alamos.
Los medios chilenos en dictadura habían encubierto los
crímenes "informando" en grandes titulares que ellos habían muerto en
el exterior producto de rencillas internas. Reprodujeron notas de Lea y O Dia, revistas creadas para ese fin en Argentina y Brasil. El montaje fue en parte obra de Álvaro Puga, director de
Asuntos Civiles de la dictadura y jefe de Operaciones Sicológicas de la DINA,
quien firmaba como “Alexis”. Así lo establece el fallo emitido en 2006 por el Tribunal de Etica del
Colegio de Periodistas, al que recurrió el Colectivo 119. Puga no era
periodista y no ha figurado en ningún procesamiento. Los diarios de la cadena El Mercurio fueron parte crucial de la
maniobra, por lo cual Agustín Edwards fue
interrogado en 2013 por el ministro Mario Carroza a raíz de la querella interpuesta por miembros del Colectivo 119 ese año contra
Edwards y los responsables civiles del montaje. En 2015 Agustín Edwards fue finalmente
expulsado del Colegio de Periodistas. La sanción emitida por el citado Tribunal
de Etica, se basa, entre otros cargos, en los atentados a la libertad de
expresión promovidos por El Mercurio a partir del golpe de Estado de 1973.
Prisión efectiva con pensiones para 10
Es alarmante comprobar que pese al discurso
oficial, a nivel nacional y en este episodio represivo, la impunidad se
confirma como la tendencia dominante. La interminable espera de justicia
continúa para 90 de las desapariciones. Sólo 10 criminales cumplen sentencia
efectiva en los 29 casos de Operación Colombo fallados por la Corte Suprema:
Manuel Contreras (ex director de la DINA) y Marcelo Moren Brito (ex jefe de
Villa Grimaldi, con 17 condenas cada uno); Miguel Krassnoff (cabeza de la
brigada Halcón, por 12 casos); Manuel Carevic (agrupación Purén, 3); Pedro Espinoza (ex jefe DINA, 4 casos); Francisco Ferrer
(ex jefe DINE, 3 casos); Gerardo Godoy (ex jefe Brigada Tucán, 3); Raúl
Iturriaga (ex jefe sección exterior DINA, 3); Orlando Manzo, ex jefe de Cuatro
Alamos (2); y Basclay Zapata integrante de Halcón, por 11 casos. Los diez
continúan recibiendo millonarias pensiones y mantienen su grado militar, cuestión
que los sitúa en niveles de vida superiores a la gran mayoría de los chilenos.
Concierto contra la impunidad
Para conmemorar el aniversario, el Colectivo 119 junto a decenas de
organizaciones sociales y populares
convocan este viernes 24 al Concierto “Por Justicia Contra la Impunidad”, en el
Centro Cultural Chimkowe de Peñalolén, desde las 17 horas. Se respira impunidad
en estas causas pero también a nivel país, sostienen los organizadores del
Colectivo Familiares y Amigos de los 119. Los ex presos políticos que con sus
testimonios contribuyeron de forma generosa y decisiva al avance de los juicios,
son una vez más ninguneados por el Estado chileno, sordo a sus demandas de
justicia y reparación expresadas en una prolongada huelga de hambre.
Es turbulento el marco de los 40 años de la publicación de la Lista de
los 119. La Corte de Apelaciones ha puesto en libertad al autor material de un
crimen del caso Degollados, Alejandro
Sáez, que había sido condenado a cadena perpetua. El fallo, considerado
aberrante por familiares de los caídos y las organizaciones de derechos humanos,
podría repetirse. Hasta ahora nuevas sentencias a firme han impedido que Contreras,
que postuló en 2011 a la salida dominical, y Miguel Krassnoff que solicitó a la
Corte la libertad condicional, estén libres. Por otra parte, los criminales Daniel
Cancino, Ricardo Lawrence, y Rubén Fiedler están prófugos eludiendo el cumplimiento de
sus sentencias.
El persistente trabajo de rescate de la
memoria y de acompañamiento a los procesos llevado a cabo por el Colectivo 119
Familiares y Amigos impide, sin embargo, que a la impunidad se sume el olvido. Diversas
iniciativas artísticas y académicas florecen a contrapelo de la injusticia: en la Universidad de Chile, se abrió
recién un concurso de ensayos sobre “Juicio Público a los Medios de Comunicación
a 40 años de la Operación Colombo”; se estrenó en 2013 un documental (“119
esperanzas”, de Luis Parra F). En Sao Paulo y Montevideo se ha exhibido la
muestra fotográfica de Cristián Kirby “119”, sin acogida en Chile como
proyecto; hay un libro reportajes (“119 de nosotros”), varias tesis de grado, y
el Museo de la Memoria expondrá el proyecto “Hilos de Ausencia” durante 119
días, a partir del sábado 26 de julio.
Impunidad
“biológica”
The Clinic entrevistó en
marzo de 2014, al ya retirado ministro
Alejandro Solís, que durante su desempeño emitió 44 fallos en causas de
derechos humanos, e incorporó en ellos principios del derecho internacional en
derechos humanos. Expresó Solís: “Falta
voluntad de apurar este tipo de causas. Que sea genérico o individual, no lo
sé. Si pasa el tiempo ¿en qué se traduce esto? Se van muriendo los familiares de las víctimas
y se van muriendo los testigos y los inculpados, por razones de salud no pueden
ir a la cárcel. Entonces se produce una impunidad biológica.”
Además de los 29 fallos dictados por la
Suprema por casos de la Operación Colombo, hay 6 sentencias ya confirmadas por
la Corte de Apelaciones que deben seguir su camino hacia la Corte Suprema, y 30
fallos de primera instancia (ver 2 cuadros anexos). Pero entre julio de
2012 y junio de 2013, las Cortes de Apelaciones fallaron solamente siete
sentencias de primera instancia. Estas demoras son habituales.
Entre las argucias
usadas por las defensas, está solicitar la actualización
de exámenes de facultades mentales por el Servicio Médico Legal. Es obligatorio
hacerlo para condenas superiores a 15 años y un día, o cuando el condenado
tenga más de 70 años.
Imposible olvidar que el principal responsable de las acciones de la DINA,
Augusto Pinochet Ugarte, jamás pagó por ninguno de sus crímenes, aunque fue
procesado y prontuariado por estas causas.
Según cifras
totales del poder judicial (a marzo 2014), en las 1045
causas abiertas por violaciones a los derechos humanos en dictadura, se han dictado 247 sentencias, de las cuales 217 son condenatorias
y 30, absolutorias.
El truco de la media prescripción
En 10 fallos sobre casos de la Operación
Colombo, a partir de julio de 2007, la Corte Suprema hizo simulacros de justicia
que permiten a todos o algunos de los condenados la libertad, gracias a la
figura de la “media prescripción”, que el Ministro Hugo Dolmetsch y otros aplican
sistemáticamente rebajando las sentencias para posibilitar la libertad de los
criminales (ver Cuadro 2). Estas prácticas revelan que la doctrina
internacional de derechos humanos está lejos de ser asimilada y comprendida por
la mayoría de la judicatura chilena, con honrosas excepciones. El ministro
Carlos Cerda ha atajado esta figura en fallos recientes.
La abogada y
aspirante a doctora en derecho Karinna Fernández analiza este tema en su
artículo “La jurisprudencia de la Corte
Suprema Chilena frente a las graves violaciones a los derechos humanos” (Revista
del Magister y Doctorado en Derecho), recordando que la Corte Interamericana de
Justicia es claramente contraria a la aplicación de la media prescripción. En
delitos de lesa humanidad, las sentencias deben cumplir con parámetros de
“proporcionalidad y pertinencia” que justamente no se dan en estos casos, claramente
contrarios al derecho internacional.
Están libres los criminales responsables de
los secuestros del ex estudiante de
Historia en el Pedagógico, Félix de la Jara Goyeneche; el
estudiante de ingeniería en minas Julio Flores; el carpintero socialista Ofelio
de la Cruz Lazo; el interventor de la
industria de aceros Franklin, Sergio Montecinos; el estudiante de ingeniería y
dirigente del MIR Osvaldo Radrigán; el estudiante de sociología Jaime Robotham,
el electrónico Marcelo Salinas, el decorador Fernando Silva Camus, y su hijo,
Claudio Silva, estudiante de Pedagogía.
Sentencias a más de 10 años
Sólo en 14 de las
29 sentencias analizadas, los perpetradores de estos delitos de lesa humanidad recibieron
penas mayores a los 10 años de prisión por la Operación Colombo, considerada
hoy como la marcha blanca de la Operación Cóndor que desarrolló posteriormente la DINA actuando
coordinadamente con los servicios de inteligencia del Cono Sur y otros. La
Corte Suprema dictó en 2004 la primera sentencia por estos crímenes,
confirmando el fallo original del ministro Alejandro Solís por el secuestro de
Miguel Angel Sandoval, mirista, ex miembro del GAP en su primera fase (escolta
del presidente Allende). Así fue como el
28 de enero de 2005 el criminal jefe de la DINA, Manuel Contreras fue llevado a
la fuerza al Penal Cordillera donde comenzó a cumplir la primera de una larga
serie de condenas. Fue un día de júbilo para Chile y el mundo.
Otra sentencia de trascendencia internacional fue la emitida a fines de 2014 por el
secuestro y desaparición del estudiante de filosofía y dirigente del
MIR, Alfonso Chanfreau, quien tenía nacionalidad francesa. La sentencia fue
posterior al fallo dictado por la corte francesa en 2011 en un juicio notable por
la investigación desarrollada. En Francia se condenó en rebeldía a Contreras y
otros a cadena perpetua. En Chile la más alta condena en el juicio por el mismo
crimen, fue de 10 años. Para tener una instancia de comparación más próxima,
veremos el caso de Argentina. A agosto de 2011 en ese país el promedio de sentencias
finales era de 35,25 años. El promedio de las sentencias dictadas en Argentina
en toda instancia, en 2010 se sitúa entre los 20 y 25 años, con varias condenas a cadena perpetua y una
sola menor a 15 años, según cifras del Centro de Estudios Legales y Sociales www.cels.org.ar .
Méritos de Contreras y Krassnoff
Una muestra de amor
por la impunidad se encuentra en la sentencia pronunciada por los ministros
Jaime Rodríguez, Rubén Ballesteros, Hugo Dolmetsch, y Carlos Künsemüller en el fallo por el secuestro de Jaime
Robotham Bravo, emitida en 2011,
“condenando” a 5 años presidio menor (es decir en libertad) a Manuel
Contreras, Marcelo Moren, Pedro Espinoza, Rolf Wenderoth, Fernando Lauriani,
Miguel Krassnoff y Daniel Cancino por cumplir los requisitos (artículo 15 de la
Ley 18.216 sobre Medidas Alternativas a
las penas)“precisamente en mérito de los antecedentes personales consignados
por sus defensas, tomando en consideración el largo tiempo transcurrido desde
la consumación de los hechos punibles, como asimismo el mérito que emana de los
antecedentes...se les concede la libertad vigilada....por un lapso similar al
de la pena principal sufrida por cada uno de ellos.”
La escuela del ministro Solís
Para el Colectivo 119 es destacable el trabajo del ministro Alejandro Solís que
hasta su retiro investigó en forma intensiva los hechos denunciados,
incorporando en los fallos por primera vez la doctrina internacional de
derechos humanos, así como testimonios y contexto. Por esa senda caminan ahora
los ministros Leopoldo Llanos y Hernán Crisosto que junto a los magistrados
Carroza y Vásquez, llevan estas causas. Con respecto a la Operación Colombo, el
ministro Crisosto ha dictado ya 13 sentencias en lo que va transcurrido de 2015
y firmó otro fallo en 2014. Por su parte, el ministro
Llanos dictó 11 sentencias en 2014 y 2 en 2015, lo que totaliza 30 sentencias
de primera instancia sumando las de otros ministros.
La espera sin fin
De los 90 casos
restantes, hay 15 con Acusación formulada, y se espera el fallo
correspondiente. En 25 casos ya se han dictado los procesamientos que preceden
a una acusación (detalles en Cuadro 2). Pero en 13 casos aún no se adoptan
decisiones a nivel judicial. Los procesos están en etapa de sumario, o bien han
sido reactivados hace muy poco. Son los casos del obrero de la construcción
Eduardo Alarcón Jara, del estudiante de Biología y ex alumno del Manuel de
Salas, Luis Fuentes Riquelme; del ex estudiante valdiviano de ingeniería
comercial y miembro del GAP Néstor Gallardo Agüero; del secundario del Liceo
Ché Guevara de San Miguel, Jorge Antonio
Herrera Cofré; del joven militante del MIR de Lautaro, Ramón Labrador Urrutia.
Tampoco hay
novedades judiciales en el caso del militante del MAPU y ex redactor de “Chile
Nuevo”, Sergio Lagos Hidalgo; del comerciante y militante comunista Juan
Bautista Maturana Pérez; del ex dirigente sindical socialista Edgardo Morales
Chaparro; ni del futbolista de barrio y
dirigente del MIR de Lo Valledor, Leopoldo Muñoz Andrade. La impunidad continúa
en la desaparición de Ramón Núñez Espinoza, el
joven estudiante de la USACH de quien el entonces embajador Sergio Diez,
recientemente fallecido, dijo en Naciones Unidas: “No tiene existencia legal”.
Cuarenta años después
de la Operación Colombo, la justicia no ha llegado para el dirigente
poblacional de La Bandera, Gary Olmos Guzmán, ni para Jorge Ortiz Moraga, mirista, estudiante
de medicina, y rugbista y para el estudiante de sociología Carlos Salcedo Morales, desaparecido desde el
campo de concentración y tortura de
Cuatro Alamos. Contradictoria conducta de los tribunales cuya Corte Suprema
pidió perdón por su rol en dictadura, sin
que en su conjunto los tribunales actúen consecuentemente.
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