Santiago, 5
de diciembre de 2013
Carta
pública a la Sra. Michelle Bachelet
Candidata a
la Presidencia de la República
En representación de la Alianza por una Mejor Calidad de Vida, compuesta
por organizaciones sociales y ambientales, y por la Red de Acción en
Plaguicidas RAP-Chile, y también en
nombre de la campaña Yo No quiero Transgénicos en Chile, nos dirigimos a usted en
forma pública. No obtuvimos respuesta a nuestra carta enviada durante su primera campaña, para
conocer su posición frente a nuestras propuestas en materia de políticas
públicas orientadas al agro, en particular lo relativo al tema de la semilla
campesina e indígena, los cultivos transgénicos,
y los plaguicidas. Nos preocupa su silencio, que es consistente con el hecho
que cuando fue presidenta, también se negó a dialogar con 40 organizaciones
sociales y ambientales que le solicitaron una reunión para discutir el proyecto de Ley de Derechos de Obtentores
Vegetales que Ud. envió en 2010 a la Cámara de Diputados. También tenemos presente
que uno de sus ministros de Agricultura, Alvaro Rojas, en una oportunidad
apareció junto al gerente de Monsanto promoviendo los cultivos de soya
transgénica como una salida a la crisis del campo. Durante su gobierno algunos
de los firmantes hemos participado en mesas de trabajo sobre los determinantes
sociales, normativas sobre plaguicidas y convenios internacionales sobre medio
ambiente.
Hoy, además de su escueto programa de gobierno, nuestra fuente indirecta
sobre su postura, son sólo sus respuestas puntuales en entrevistas o en la
negociación con políticos, respecto
de los temas que nos preocupan y nos han
tenido en constante movilización.
La Ley
Monsanto – von Baer
En cuanto a la Ley Monsanto –von Baer, su programa de gobierno menciona su disposición a “revisar” este proyecto de
Ley, lo cual reiteró en TVN (El
Informante, 3 de diciembre) al sostener que no le gusta la ley porque cuando se envió “tenía otro sentido de lo que ha llegado a ser y hay evidencia clara que habría elementos que
podrían dañar la salud y, más importante, podría afectar la soberanía
alimentaria y las semillas tradicionales." Sin embargo la ley que discute
el Senado no ha sufrido ningún cambio respecto del proyecto original que en su
esencia entrega nuevas garantías a los obtentores a costa de los derechos de
campesinos e indígenas. Deducimos que ese proyecto de ley fue hecho por las
empresas semilleras, avalado por el Ministerio de Agricultura y endosado por Ud. sin analizarlo. Revisar el proyecto es inconducente, porque los
artículos conflictivos son justamente el eje de la iniciativa que permitiría
alinear nuestra legislación con las exigencias del convenio UPOV 91, defendido
por las citadas empresas. Por tanto
sería coherente de su parte, retirar este proyecto de Ley de Derechos de
Obtentores Vegetales y mantener en vigencia la actual Ley de Semillas N º
19.342 y el convenio UPOV 78. Para proteger la biodiversidad es imperativo adoptar
medidas tendientes a ratificar el Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad de
la Tecnología y el Protocolo
Suplementario de Nagoya (2010) sobre Acceso a los Recursos Genéticos, y Participación Justa y Equitativa en los
Beneficios Derivados, así como el
Protocolo de Nagoya/Kuala Lampur Sobre Responsabilidad y Compensación, ambos emanados de Naciones Unidas.
Soberanía
alimentaria y transgénicos
Si a Ud. realmente le preocupa el tema de la soberanía alimentaria - entendida como nuestro derecho ciudadano y
el derecho de campesinos y campesinas a
decidir qué producen y cómo producen sus alimentos, de acuerdo a su cultura y
tradiciones - su programa de gobierno
tendría que haber incluido políticas públicas tendientes a la protección real
de la agricultura familiar campesina y la producción agroecológica, en lugar de
orientar todo el esfuerzo productivo hacia la exportación, ignorando a los
mercados locales y los y las consumidores chilenos. No existe en su programa ninguna medida de
incentivo a la producción con métodos naturales de control de plagas. Tampoco su
programa protege a la apicultura de los riesgos que enfrenta debido a los
cultivos transgénicos. No hay medida alguna orientada a prohibir los
plaguicidas más peligrosos que afectan esa actividad y se utilizan en
fumigaciones aéreas y terrestres de la agroindustria, dañando la salud de niños
y niñas en aldeas y escuelas rurales, y permaneciendo como residuos en las
frutas y verduras que todos consumimos.
Vía CNN, el 5 de diciembre (anuncio de acuerdo con Sfeir) usted introdujo
promesas adicionales: “regular los transgénicos” y promover una política
nacional de BioSeguridad para cumplir con los compromisos internacionales. Este
es el lenguaje utilizado a nivel internacional para la implementación de los
cultivos transgénicos, cuestión contradictoria con su afirmación respecto de la
nueva mirada de alerta que se desprende de la evidencia científica del daño
provocado por estos cultivos.
Cuando Ud. fue Ministra de Salud, elaboró y firmó junto al ex Presidente Lagos el decreto 293 del 26 de abril de 2000 sobre etiquetado de los transgénicos. Pero ustedes resolvieron no promulgarlo, cediendo a la presión empresarial. Ahora tampoco su programa incorpora una ley de etiquetado de los alimentos procesados que contienen transgénicos. En cambio llama a “mejorar la calidad y lograr diferenciar nuestros productos apoyando a productores o redes de productores, en sus proyectos de mejoramiento de la calidad y diferenciación, poniendo énfasis en el acceso a certificaciones especializadas.” Son generalidades que permiten la continuidad de las políticas de su anterior gobierno y del gobierno de Sebastián Piñera, nefastas para la agricultura campesina.
Ud. apoyará la “formalización”, un proceso en curso que a través de INDAP, PRODESAL y SAG, con la excusa de la trazabilidad, ya está obligando a los productores y productoras rurales a comprar semilla certificada para poder acceder a mercados, e impide usar la semilla tradicional y producir en forma sana a las mujeres campesinas y a las productoras en general. Este tipo de medidas sólo tiende a favorecer a los productores de semillas híbridas y de plaguicidas, que venden semillas certificadas que son “desinfectadas” con fungicidas o insecticidas. Recomendaríamos analizar las medidas adoptadas recientemente en Brasil para apoyar la agricultura familiar campesina, a través de la no exigencia de semilla certificada y el apoyo a la certificación participativa.
Las políticas referidas a la producción de alimentos que nosotros apoyamos y que en su momento recibieron el apoyo de los candidatos Marco Enríquez-Ominami, Marcel Claude, Alfredo Sfeir, Roxana Miranda, y Franco Parisi son:
·
Rechazo al proyecto de Ley de Obtentores Vegetales en
discusión por el Congreso.
·
Apoyo a la moratoria a los
cultivos transgénicos y el etiquetado de los alimentos con transgénicos,
proyecto presentado por la senadora Ximena Rincón y otros, en lugar de la
“regulación” de los transgénicos.
·
Promulgar un decreto de
etiquetado de los alimentos que contienen transgénicos, cumpliendo con el deber
del Ministerio de Salud de proteger la salud de la población y acogiendo las demandas de las organizaciones de
consumidores y del conjunto de la sociedad por el derecho a saber qué estamos
comiendo.
·
Impulsar un proyecto de ley
de Biodiversidad en lugar de retomar la
cuestionada ley de Bioseguridad, que no es otra cosa que la legalización de los
cultivos transgénicos, como ha ocurrido en México, y otros países de América
Latina.
- Disponer que SERNAC haga los estudios necesarios sobre presencia de transgénicos en el pan y otros alimentos básicos.
- Impedir la extensión de nuevos semilleros transgénicos a las comunas y regiones aun libres de transgénicos.
- Eliminar del registro de SAG los plaguicidas altamente peligrosos (PAP) y apoyar en cada Región de Chile la creación de ferias locales que comercialicen en forma mensual, alimentos agroecológicos producidos en forma sana y sin agrotóxicos.
- Disponer el abastecimiento de las JUNJI Regionales, Seremis de Salud, hospitales y comedores infantiles, con verduras producidas agroecológicamente y con miel no contaminada con transgénicos.
- Incentivar con aportes directos la producción limpia, orgánica o agroecológica para asegurar a las comunidades el acceso a alimentos sanos y seguros. Ese aporte puede ser en infraestructura, u otros requerimientos definidos a nivel regional y local.
- Incentivar la creación de tiendas o negocios agroecológicos y/u orgánicos que etiqueten los productos que comercializan y exijan a sus proveedores rotular indicando la calidad de “producto natural, orgánico y libre de OGMs”.
- Generar incentivos especiales para las tiendas de regiones que comercialicen productos agroecológicos locales.
- Establecer que INDAP y los Prodesal y los PDTI (Programa Territorial de Desarrollo Indígena) inicien programas orientados a la agricultura familiar campesina que orienten la transición a métodos agroecológicos, evitando los fertilizantes y agrotóxicos, dañinos para el ambiente y las personas.
- Iniciar programas de producción y distribución de semillas campesinas locales, y dar acceso a los campesinos a los bancos de semillas del Instituto de Investigación Agropecuaria INIA.
- Apoyar los intercambios de semillas entre comunidades y organizaciones, reconociendo su rol en la recuperación de semillas tradicionales para el campo y los huertos urbanos.
- Promulgar normas que reconozcan el derecho de los apicultores a ejercer su actividad sin semilleros transgénicos en el territorio que siempre han utilizado y que limiten la trashumancia desde regiones ya contaminadas por agrotóxicos y transgénicos, para poder contar con miel libre de transgénicos.
Yo No Quiero
Transgénicos en Chile
Exige vivir sano
@YNQTransgenicos
Contacto en Santiago, Lucía Sepúlveda: lusr20@gmail.com 900 23 729En Chillán: Guillermo Riveros, BioBio Orgánico 98283257
En Limache: Joel González, Tierra Nueva 81387117
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