Hoy 2 de agosto he comprobado que mi blog ha retornado, es decir que puedo postear nuevamente. Todo era culpa, aparentemente, de un error de los robots de Google que me lo calificaron como SPAM y me tuvieron sin acceso desde el miércoles pasado. Aunque me avisaron por correo cuando me bloquearon, no me avisaron nada de que me habían abierto la puerta de nuevo...los bombardié con mensajes de protesta a través de ayuda de blogger. Quizás si eso ayudó.
Justo este episodio coincidió con que estoy leyendo un libro llamado "La loca de casa" (Alfaguara,2003 y biblioteca del Metro, estación Los Héroes de la novelista y periodista española Rosa MOntero. Me ha interesado mucho porque uno de los ejes del libro es su intento de explicar -de diversas formas- por qué escribe.
Y lo hace muy bien. Me acordé de mi amiga ARdilla, Patricia Parga, con quien hemos compartido también comentarios sobre esta compulsión de escribir que ambas tenemos y que nos hace trasnochar, dejar de lado cosas familiares y otras sólo por estar atada al teclado...Rosa habla de lo que es hacer ficción. Pero a mí me pareció que igual aplica para quienes escribimos sintiendo la urgencia de decir qué está pasando en la no ficción, en la vida real, en esta tremenda y contundente realidad que vivimos y que a veces supera en positivo o en negativo las fantasías y los sueños.
Cito un párrafo de Rosa MOntero en que compara estar enamorada con escribir.
"Cuando te enamoras locamente, en los primeros momentos de la pasíon, estás tan lleno de vida que la muerte no existe. Al amar eres eterno. Del mismo modo, cuando te encuentras escribiendo una novela, en los momentos de gracia de la creación del libro, te sientes tan impregnado por la vida de esas criaturas imaginarias que para ti no existe el tiempo, ni la decadencia, ni tu propia mortalidad. También eres eterno mientras inventas historias. Uno siempre escribe contra la muerte".
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