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- Coloquio de Slow Food
Chile en la UDP
Por
Lucía Sepúlveda Ruiz
Carlo Petrini, fundador y presidente del
movimiento global Slow Food, participó este sábado en un coloquio realizado en
Santiago en la Universidad Diego Portales, organizado por la red Pilgua santiaguina
de Slow Food, el movimiento que él fundó
en 1986 y que en Chile preside Rita Peña. En la actividad expusieron también
Alicia Muñoz, dirigente de ANAMURI (la Asociación de Mujeres Rurales e
Indígenas), Raúl González, de la
Academia de Humanismo Cristiano y Lucía Sepúlveda, de la Red de Acción en
Plaguicidas RAP- Chile, quienes se refirieron a la agroecología, a los peligros
que enfrenta la semilla campesina, y a la importancia de las economías sociales
y locales. Petrini, un activista
italiano y global del tema de la alimentación local, sociólogo y escritor, venía de participar en
el Congreso Futuro. La prensa nacional ignoró su ponencia en el panel “Comernos
el Planeta” del jueves pasado. En la UDP,
una atenta audiencia acogió con entusiasmo sus planteamientos, donde partió
excusándose por hablar castellano “estilo Maradona en Italia”. Carlo Petrini se
refirió así a los programas sobre chefs y comidas de la televisión:
“En cualquier parte del mundo, a toda
hora, ves en la televisión a hombres hablando de recetas, de gastronomía, de
cacerolas. ¿Y dónde están las mujeres? La historia de la gastronomía es de
millones y millones de mujeres que en cualquier parte del mundo produjeron de
la nada cosas fantásticas, la
comida. ¿Dónde está la pasión? Ellas son
las que han alimentado al mundo y dar de comer es un acto de amor. El primer
gesto de amor es el de un bebé que al nacer se prende a la teta de la madre. Esos
programas no son de gastronomía, eso es pornografía alimentaria.”
¿Y
qué es la gastronomía entonces?
“Es hablar de agricultura, de economía,
de antropología, de transformación de la ciencia. La gastronomía es una ciencia
multidisciplinaria. Nunca se habló tanto
de gastronomía pero se ignora lo esencial. Los campesinos no son respetados, no
se les respeta su dignidad. Están desapareciendo los verdaderos productores de
la comida, de eso hay que hablar. Este sistema alimentario criminal nos ha
llevado a esta situación dramática. En 118 años hemos perdido el 70% de la
biodiversidad, son miles y miles de frutas, hortalizas y razas de animales que
se pierden por no ser consideradas productivas. ¿Qué futuro les espera a
nuestros niños? ¡No vamos a comer
celulares ni textos de internet! Necesitamos urgente un cambio de paradigma.”
¿Cuál es su mensaje para los gastrónomos
y ambientalistas chilenos?
“Les diría que un gastrónomo que no es
ambientalista es un tonto, y un ecologista que no es gastrónomo, es triste. El
mundo se cambia con alegría. Esta es la política en estos momentos. El sistema
alimentario necesita un cambio urgente, porque vivimos de lo que comemos. “
¿Qué
relación ve entre el sistema alimentario
y el cambio climático?
“El sistema
alimentario es el principal responsable del cambio climático porque genera el
34% de las emisiones de carbono. Hace viajar la comida miles y miles de
kilómetros. Y además está generando las víctimas
de ese cambio, los campesinos y las poblaciones afectadas. Vivimos
una situación esquizofrénica. Hace años, en Italia, comiendo en una región que tiene un pimentón
especial, me di cuenta que ese pimentón
no tenía sabor alguno. Me explicaron que ahora producen la variedad híbrida, porque
sale mucho más barato. Los campesinos ya no plantan el pimentón antiguo. ¡Se
dedican a plantar bulbos de tulipanes que se envían a Holanda! Otra región nuestra tenía un queso
único, maravilloso. Pero perdimos esa raza de vaca que sólo producía 14 litros
diarios por favorecer otras, holandesas, que dan mucha más leche. Ahora tenemos
leche muy barata, procesada, sin ninguna vitamina, y pagamos un precio especial por leche con Omega 3.
Perdimos la vaca y su queso tradicional. Al tomar conciencia de esto fundamos
Slow Food, comenzamos a defender la biodiversidad y a remar en contra de la
lógica productivista. Tenemos una red de productores Terramadre en 160 países
del mundo. Y hemos creado una Universidad de Ciencias Gastronómicas, con 600 estudiantes
de 80 países del mundo. Y estudian de todo porque un gastrónomo tiene que saber
de todo.”
¿También de política?
“Claro, porque la gastronomía es
economía política...porque el verdadero poder tiene que ver con gobernar el
estómago de las personas. Hoy no se pelea por tierras, para qué, si la industria
alimentaria controla la semilla, y son los mismos que producen los
fertilizantes, los químicos, los organismos genéticamente modificados y los
medicamentos. Tienen nombre, son Monsanto, Cargill, Nestlé...El poder de la
comida se concentra en pocas manos y esto es de una violencia inaudita. En
Africa los campesinos ya no producen tomate, porque toneladas de tomate
cultivado en China se procesan en Italia y se exportan enlatados a Africa a un
precio de dumping. India, China y los emiratos árabes han comprado 80 millones
de hectáreas en Africa y los campesinos perdieron sus tierras ancestrales. Esta es la nueva forma que toma el
colonialismo. Por eso los jóvenes africanos emigran a Europa, presionan. Las
economías locales están siendo destruidas. Pero los políticos de derecha y de
izquierda duermen, sólo hablan de desarrollo y producción. En el mundo se
produce comida para 12 billones de personas y el 38% de eso se pierde, es una
vergüenza. 210 millones de personas sufren hambre y 1 millón sufre de malnutrición
con enfermedades como diabetes, obesidad, hipertensión. Son dos caras de la
misma moneda.”
¿Qué pasó con la comida entonces?
“En los últimos 60 años la comida perdió
valor. Antes tenía un significado profundo, tenía que ver con la gente del campo
que es la que lo produce, con el ambiente, con el paisaje. Ahora es sólo algo
que tiene un precio, una mercancía más, un commodity. Y lo que ocurre con este
sistema es que por ejemplo, en Italia, a fines de la segunda guerra mundial, un
50% de la población era campesina y ahora
la cifra es de sólo un 3%. Antes no existía el hambre en el campo. Ahora, en México, un 5% de
campesinos sufre de hambre. Esto es hablar de gastronomía. Es hablar de la
pérdida de valor de la comida y de la situación de los productores.”
¿Y cuál es la salida?
“Al ver un plato, hay que preguntar al cocinero cuántos kilómetros viajaron esos
ingredientes. Y cuánto le pagaron a los productores. Necesitamos fortalecer la
agricultura local, ustedes tienen que comprar productos chilenos, comer local. Tenemos
que ejercer una ciudadanía activa, y de
consumidores de alimentos pasar a ser co-productores, conocer la trazabilidad, generar
una economía participativa. Pienso que hoy, en todo el mundo, hacer una huerta
es una práctica revolucionaria. Es necesario también sustentar comunidades que
tengan objetivos de producción, pagándoles por adelantado para que tengan
seguridad. Y es importante reconocer que existe una sabiduría y una ciencia de
los campesinos, de los indígenas con la cual
deben dialogar los académicos de la ciencia oficial. Alicia Muñoz, la
dirigente campesina que habló en este coloquio, debería haber estado exponiendo
en el Congreso Futuro en que participé, donde sólo había científicos e
intelectuales. El diálogo debe ser transversal y entre iguales. Lograr el
cambio parece difícil. Pero es alentador saber que somos muchos, todos juntos
tenemos esperanza. Quiero tomar las palabras de Francisco de Asís, quien para
mí es el italiano más grande. El decía que para comenzar, hay que realizar lo
necesario. Después, vamos a poder
realizar lo que es posible. Y de repente, vamos a poder realizar lo imposible.”
1 comentario:
No existe libro, documento o expresión mejor realizada en pocos párrafos, deberías profundizarlo y difundirlo.
Excelente (COPROGE)
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