Tocará temas de actualidad en áreas referidas a pueblo mapuche, medio ambiente, terapias de sanación, derechos humanos y otros.
martes, mayo 27, 2014
lunes, mayo 19, 2014
ODEPA no distingue peras de manzanas y mezcla transgénicos con cultivos convencionales
Los semilleros transgénicos y convencionales figuran
mezclados equívocamente en el estudio difundido por ODEPA hoy en su boletín abril 2014, sobre la temporada 2013/2014. A nivel oficial
al Estado chileno le da lo mismo que se exporten semillas transgénicas o que se
exporten semillas convencionales u orgánicas y tiene cero perspectiva respecto
de los cambios que están ocurriendo en el mercado mundial, como por ejemplo, el
rechazo de China al maíz transgénico, y su consiguiente devolución de millones
de toneladas de maíz contaminado por transgénico el año pasado.
El estudio de Tomás de la Fuente publicado hoy induce a
darle mayor importancia económica de la real
a los semilleros transgénicos, como si todo el dinamismo de ese tipo de
exportación estuviera ligado a la transgenia. Los ingresos de la industria
semillera, agrupada en ANPROS (Asociación Nacional de Productores de Semillas),
no sólo se deben al 58% de siembras de
maíz transgénico, sino también a la exportación de semillas convencionales que
productores chilenos desarrollan desde mucho antes de que hubiera transgénicos
en el mercado. Estas semillas van fundamentalmente al mercado europeo, que
rechaza los transgénicos, en cambio las exportaciones de semillas transgénicas
van fundamentalmente a Estados Unidos, siendo distribuidas desde allí por
Monsanto. Chile es un multiplicador de
semillas, es decir, los semilleros multiplicadores deben importar las semillas
transgénicas e híbridas patentadas por Monsanto/ANASAC Chile, Dupont/Pioneer,
Syngenta y otros que subcontratan para esa tarea a agricultores locales.
Recientemente uno de esos productores, José Pizarro, ganó una demanda a
ANASAC/Monsanto que no cumplió cabalmente las condiciones del contrato de
multiplicación de maíz transgénico, lo que quedó demostrado ante la Cámara de
Comercio de Chile y fue refrendado por la Corte de Apelaciones. Aunque Pizarro
comenzó trabajando en 2009 para ANASAC, eL 29 de enero de 2010 suscribió un
documento de modificación de contrato en que todas las obligaciones del
contrato podían pasar a ANASAC Chile, condición previa a la compra de ANASAC
Chile por Monsanto realizada muy poco después.
Rechazos y bajas en
exportación
El documento de ODEPA que citamos elude dar la cifra exacta
(desagregada) total de cultivos transgénicos en Chile. Pero en los últimos años
las exportaciones de maíz convencional de LimaGrain se han visto afectadas por
contaminación de transgénicos y en más de diez oportunidades fueron devueltas a
Chile desde Alemania, que las rechazó. Por ello resulta equívoco que la
información oficial no esté desagregada y permita aquilatar en mejor forma los
volúmenes de negocios de los semilleros transgénicos versus los convencionales.
Los semilleros transgénicos, que contaminan suelos, afectando la salud de
temporeros y de los futuros consumidores de esos alimentos, parecen sin embargo
estar liderando las exportaciones.
La superficie total de semilleros a nivel nacional,
registrada por la División de Semillas del SAG para la temporada 2013/2014,
presenta un total de 43.362 hectáreas, que incluye ensayos, semilla certificada para consumo nacional y todos los
semilleros de transgénicos e híbridos con destino a exportación. Esta
superficie significa una baja de 16% en comparación con la temporada 2012/2013,
año excepcionalmente alto, dado que Estados
Unidos necesitaba complementar su producción propia de semillas.
Maule, la región más
dañada
La Región del Maule lidera el daño en cuanto al número de
hectáreas sembradas, registrando 17.474 hectáreas durante la temporada
2013/2014, lo que representa un 40% del total sembrado. Al comparar con la temporada 2012/2013 en esta
misma región, hay una baja de un 25%. Las únicas regiones que registran
aumentos en comparación con la temporada 2012/2013 son las del Bío Bío (10,2%),
Los Ríos (1,6%) y Los Lagos (17,1%).
El informe es confuso respecto de la maravilla –que representa
un 9% de la superficie certificada y el segundo cultivo en importancia por su
extensión - señalando que ambos cultivos (el maíz y la maravilla) son transgénicos,
sin consignar si en el caso de la maravilla se trata de un cultivo experimental
o comercial.
Arica y los
transgénicos
Según el informe, la superficie semillera de investigación
en el valle de Azapa (Arica) supera las 240 hectáreas, frente a las 60
hectáreas que había en 2008. Sabemos que Monsanto y Pioneer/ Dupont son las
empresas que investigan y cultivan transgénicos en el norte, a partir de
subsidios del Estado. A esto hay que
agregar las 500 hectáreas de terrenos de Pampa Concordia en Arica que se
adjudicaron en licitación el año pasado durante el gobierno de Piñera, no
mencionados en este documento. Esta superficie también sería sembrada con
transgénicos, según información de agricultores locales del Valle de Azapa
ya impactados por los cultivos de
Syngenta que han desplazado a agricultores locales, talado olivos y encarecido
el valor de la tierra a niveles nunca vistos para lograr actualmente las 240
hectáreas de transgénicos.
El documento completo de ODEPA puede consultarse
http://www.odepa.cl/wp-content/files_mf/1400092688semillaAbril2014.pdf
viernes, mayo 09, 2014
Cómo atajamos la Ley Monsanto-von Baer
Joel González luego de interpelar a Bachelet en Limache |
por Lucía Sepúlveda Ruiz
(encargada del área de semillas y transgénicos de RAP-Chile y vocera de Yo No Quiero Transgénicos en Chile)
publicado originalmente en Le Monde Diplomatique, mayo de 2014
La retirada
de la Ley Monsanto-von Baer fue la primera medida del gobierno de la presidenta
Bachelet, a través de la ministra secretaria de gobierno y ex senadora, Ximena
Rincón. El senado se aprestaba a votar ese proyecto de nombre críptico: “Ley de
Derechos de Obtentores Vegetales” . Se
requirieron seis años de lucha para atajar la iniciativa firmada por Michelle
Bachelet en 2008 e impulsada por Sebastián Piñera, que garantizaba más lucro
para las transnacionales semilleras a costa de la agricultura familiar
campesina y la biodiversidad. Interpelada duramente en actos de campaña
electoral en Limache y Temuco, la entonces candidata había prometido “revisar”
el proyecto.
En 2008, pocos sabían que
Monsanto controla el mercado global de
semillas transgénicas y con sus empresas Anasac Chile y Seminis, es la
principal “obtentora” (dueña) de semillas híbridas. La gente tampoco asociaba el cáncer y las enfermedades crónicas,
con la agricultura intensiva en uso de plaguicidas ni con los alimentos
transgénicos. Fue clave la visita a Chile de la documentalista francesa Marie
Monique Robin el 2009, invitada por la Red de Acción en Plaguicidas (RAP-AL) a lanzar su célebre video “El Mundo Según Monsanto”.
En el
escenario actual, seguiremos trabajando por semillas libres de patentes,
transgénicos y plaguicidas. Nuestro desafío es asegurar la protección de la
semilla mediante los instrumentos legales internacionales que Chile no ha
ratificado, y contribuir a la elaboración de una ley que resguarde la
biodiversidad y asegure la libre disposición
y comercialización de la semilla local y del agua para la producción
agroecológica, garantizando mecanismos
de comercialización para las y los productores de la agricultura familiar
campesina.
El triple pack pro transgénicos
Monsanto,
Syngenta, Dupont-Pioneer, Bayer y su socio chileno, el clan von Baer,
buscan avanzar hacia la legalización de
los cultivos transgénicos, dañinos para el medio ambiente y la salud de las
personas, autorizados sólo para la exportación.
Empresas y
gobiernos idearon un “triple pack” cuya primera parte era lograr la aprobación
del Convenio UPOV 91 de propiedad intelectual sobre la semilla. La segunda era
derogar la actual ley de semillas y remplazarla por la Ley Monsanto. La fase 3
incluía retomar la discusión de la Ley de Transgénicos (llamada de
Bioseguridad). La movilización social desbarató ese plan. El UPOV91 aprobado en
2011 por el senado, sólo era válido si se aprobaba la Ley Monsanto.
Como RAP-AL
estuvimos el 2010 en la Cámara de Diputados, alertando sobre el real significado
del proyecto de ley que propinaría un golpe mortal a la agricultura familiar
campesina, junto a agricultores orgánicos del Biobio y Chiloé, ANAMURI, Grain, Biodinámicos,
CET y el obispo emérito de Chiloé Juan
Luis Ysern. El entonces presidente de la comisión de agricultura, Marco
Enríquez-Ominami, se mostró receptivo a
nuestros planteamientos, sin embargo su ingreso
a la carrera presidencial dejó un vacío en la interlocución y en marzo de 2010
la Cámara aprobó el proyecto de Obtentores Vegetales, un día antes que asumiera
el presidente Piñera y el nuevo parlamento.
Un año
después, el Senado aprobó entre gallos y medianoche el Convenio UPOV 91.
“Senado chileno vendió a Monsanto la semilla campesina e indígena” fue el
titular de inicio de una serie de artículos que publicamos sobre el tema. El
Tribunal Constitucional se negó a declarar ilegal ese convenio, solicitud
formulada por 17 senadores apoyados por organizaciones campesinas, indígenas, y
sociales.
El gobierno
de Piñera envió en 2011 al Senado indicaciones para el proyecto de BioSeguridad/Transgénicos,
pero no pudo avanzar: ya se dibujaba otro paisaje social. La movilización
estudiantil copó la agenda, dándonos
tiempo para compartir con comunidades campesinas e indígenas y estar en debates
estudiantiles, de Iquique a Chiloé, con
ayuda de “Chile, la semilla campesina en peligro”, mi libro reportaje, el primero referido a las guardadoras de semillas, y a las leyes
relacionadas con el tema.
Nace la campaña YNQT
Ese año 2011 nació la campaña Yo No Quiero Transgénicos en
Chile, en cuya fundación participó RAPAL junto a BioBio Orgánico, la Red
SocioAmbiental de Valparaíso, la Asamblea Social del Limarí, la Red Ambiental
del Norte, Chiloé Orgánico, Tierra Nueva, la Revolución de la Cuchara, OLCA,
Consumidores Conscientes de Valdivia, Linares y Ancud, y Permacultores de la
BioRegión del Maipo, entre otros colectivos. Se multiplicaron las actividades
de difusión que incluyeron un video de la campaña (seguido por un documental de
los “Transgeniales”) y más adelante, fotos con Vandana Shiva, Manu Chao y Natalia Contesse adhiriendo a la
causa. Hicimos cabildos en Chillán con BioBio Orgánico y publicamos la Guía de Alimentos que Pueden Contener Transgénicos; desarrollamos talleres y acciones de autoetiquetado de alimentos transgénicos en supermercados de
Santiago y regiones, con la iniciativa Exige Vivir Sano.
En 2012, el
testimonio de apicultores en una audiencia pública convocada por el Consejo
para la Transparencia, visibilizó por primera vez el daño causado por las
semilleras: polen contaminado por el maíz transgénico. El significativo fallo
del Consejo, que puso fin al secreto en la ubicación de los cultivos transgénicos,
fue la respuesta a una demanda presentada por RAP-AL en 2009.
En brazos de la pujante campaña, la senadora
Ximena Rincón presentó un proyecto de moratoria a los transgénicos y etiquetado
de los alimentos con ingredientes de ese tipo. Un estudio del científico
francés Gilles Séralini evidenció daños en pulmón e hígado y enormes tumores en
ratas alimentadas toda su vida con maíz transgénico y Roundup de Monsanto, lo
que alertó a sectores cada vez más amplios de la población que estos alimentos
no son sanos ni seguros.
En 2013 el
gobierno de Piñera puso urgencia a la Ley de Obtentores, y la campaña la rebautizó como Ley Mosanto, aludiendo a su mayor beneficiario, junto a las
empresas semilleras. Nació la Red de Semillas Libres.
Argumentamos en la
Comisión de Agricultura del Senado, que era una ley innecesaria. Las empresas
registran todos los meses sus híbridos en el Registro de Semillas (dependiente
del SAG), nacido al amparo de la actual ley de Semillas y del Convenio UPOV del
año 1978, y obtienen enormes ganancias
por su venta. Dijimos que los países
ricos en biodiversidad NO han firmado el convenio UPOV 91 y tampoco lo han
hecho países como Canadá, Nueva Zelanda e Italia que están entre los
principales registrantes de semillas en Chile. Denunciamos que el intercambio
de semillas, una práctica ancestral, sería criminalizada y los campesinos y
campesinas ya no podrían disponer libremente de la semilla. Explicamos que
generaría pérdida de biodiversidad por erosión genética y porque las semillas
nativas, así como las locales campesinas e indígenas no tienen protección legal.
Podrían ser registradas mediante cambios cosméticos obtenidos en laboratorio a
fin de ser “distintas” de otras variedades. Chile no tiene catastro de su
patrimonio fitogenético ni ha firmado los tratados internacionales de Naciones
Unidas que protegen esos bienes (el Protocolo de Cartagena de Seguridad de la
Biotecnología: los Protocolos de Nagoya sobre Acceso a los Recursos Genéticos y Participación Justa y Equitativa en
los Beneficios Derivados;
y de Responsabilidad y Compensación por Daño;
el Tratado Internacional sobre los
Recursos Fitogenéticos). Denunciamos que los pueblos indígenas no habían
sido consultados según dispone el Convenio 169. Señalamos que los consumidores
dependeríamos de los supermercados y la agroindustria porque los campesinos al
no poder pagar todos los años semillas caras, migrarían a la ciudad y en sus
territorios los monocultivos
transgénicos remplazarían los cultivos alimentarios.
Lo dijimos
en el Senado y lo gritamos en la calle, en marchas, velatones, intercambios de
semilla y ferias. Con mensajes viralizados en redes sociales, los senadores sintieron
la funa ciudadana expresada en las listas “verde” y “roja” sobre su postura
frente a esta ley. Y nuestro lobby
constante, junto al esfuerzo de muchos y muchas personas, colectivos y
organizaciones logró que 21 senadores comprometieran públicamente su rechazo al
proyecto de “Ley Monsanto” y también lo hicieran los candidatos presidenciales
alternativos al binominal. La presidenta Bachelet entendió el mensaje. Por
ahora...
viernes, mayo 02, 2014
Iris Manusalva, defensora de la semilla, lucha por su tierra
Por Lucía Sepúlveda Ruiz (desde la
Conferencia por la Soberanía Alimentaria en Santiago de Chile)
Iris Manusalva, defensora de la semilla, miembro de base de
MUCECH y lideresa mapuche de la comunidad Ramón Chincolef ubicada al norte de Panguipulli
(Región de los Ríos) y en la ribera del lago Calafquén, será desalojada de su
predio ubicado en Traitraico, el 23 de mayo. Pese a todo, ella viajó a Santiago
y está participando en la conferencia de la Alianza por la Soberanía
Alimentaria que se inició el 2 de mayo en Santiago, en el Colegio de Profesores.
Allí vimos su angustia. Su historia ilustra claramente los obstáculos que
mujeres y pueblos indígenas encuentran para construir la soberanía alimentaria.
Sin tierra no hay producción de alimentos, falta lo más básico en la trilogía
de agua, tierra y semilla. Manuel Llao, presidente de MUCECH (Movimiento
Unitario de Campesinos y Etnias de Chile) se refirió a la amenaza que enfrenta
Iris Manusalva al intervenir en los debates realizados en la conferencia, pero
los detalles los conocimos en el pasillo. Los campesinos, las mujeres, los
pescadores, y trabajadores se referían esta tarde en la conferencia a su
contribución a la soberanía alimentaria, pero también lo hicieron
representantes de pueblos originarios como los maya, los kuna y los mapuche,
entre otros.
El rol de CONADI
Según explicó Iris Manusalva, su abogada, Paola Peña López, funcionaria de
CONADI Panguipulli, debía defenderla del
intento de usurpación pero jamás notificó a Iris de las órdenes de desalojo expedidas
en su contra en un juicio antiguo. Iris sólo
recibió poco antes de viajar a Santiago, la notificación definitiva de que será desalojada “por no haberse opuesto” a la
demanda entablada en su contra por una empresaria turística, Eliana Castillo
González a través de un “palo blanco”, el año 2009. La empresaria es vecina de
Iris Manusalva y tiene una discoteque que funciona al lado del predio de Iris,
en tierras arrendadas por 99 años a una mujer mapuche. “La abogada que tenía
que defenderme, porque yo recurrí a CONADI pues no tengo recursos para un
abogado particular, se puso de acuerdo con quienes quieren apoderarse de mi
tierra para hacer pasar por allí una ruta turística, yo soy un estorbo en su
camino. Yo vivo en Traitraco, y mi predio es un obstáculo para abrirse paso en
sus negocios”, explicó Iris Manusalva, líder de su comunidad y defensora de la
semilla, miembro de base de MUCECH.
Conocimos a Iris en las movilizaciones contra la Ley Monsanto y sabemos
de su compromiso que la ha llevado a mover el tema de la semilla en distintas
comunidades desplazándose por la región del BioBio (Coronel) y también en
comunidades cercanas a Temuko. Con Iris estuvimos manifestándonos frente a La
Moneda el año 2011 y escuchamos su vibrante alegato: “Nos robaron la tierra,
nos quitan el agua y ahora vienen por la semilla. No lo permitiremos!”
No es extraño que los
empresarios y colonos procuren sacarla de la zona ya que en su predio se reúnen
los mapuche conscientes que están defendiendo su territorio de usurpaciones
derivadas de contratos abusivos o megaproyectos.
El juicio del cual ha emanado la orden de desalojo está
claramente viciado, según otros abogados consultados que estudian pedir la
nulidad del juicio. La empresaria
turística hizo la demanda en forma indirecta, usando como palo blanco a María
Inés Callicul, una mujer mapuche que arrendó su tierra a la empresaria por 99
años, y es analfabeta y alcohólica. De esta manera el juicio figura como si
fuera un litigio entre dos mapuche. La orden de desalojo habría sido postergada
por el receptor judicial quien le dijo a Iris que tenía temor de lo que podía
ocurrir cuando vaya a desalojar pues sabe que será defendida por la comunidad y
le pidió que ella misma le diera la fecha adecuada para desalojarla de su predio. “Estaré
en mi tierra toda la vida” respondió Iris, ante lo cual el funcionario señaló
que postergaría el desalojo hasta el 23 de mayo.
Regreso al racismo
La empresaria que intenta despojar a la comunera estuvo
involucrada en un incidente que tuvo lugar el 13 de diciembre del año pasado
(ver nota de Puelche www.radiodelmar.cl/.../3027-colonos-europeos-destruyen-casa-mapuche)
cuando colonos alemanes amparados
por carabineros destruyeron con un bulldozer y motosierra
la ruca del lonko Genaro Caripan también
ubicada en Traitraico, en un procedimiento que a por su violencia y racismo
remite a los anales del despojo a
comienzos del siglo pasado. En carabineros, la hija del lonko interpuso una
denuncia señalando que Eliana Castillo González la amenazó de muerte y otros
miembros de la familia de la empresaria le dispararon cuando estaba con sus
hijas pequeñas.
En diciembre, la reacción de las comunidades no se hizo
esperar. Las comunidades ancestrales Juan Caripan, Carlos Antimilla, Juan
Chañapi, Ramon Chincolef y Emilio Epuñanco los calificaron como un “ intento de
amedrentamiento por parte de la policía y particulares, que busca intimidar a
quienes venimos denunciando y movilizándonos para desenmascarar el robo
encubierto propiciado por las instituciones de Estado y particulares no mapuche
a través de arriendos a 99 años amparados en la Decreto ley 2568 y 2750, herencia de la dictadura militar que buscó el
despojo de las tierras mapuche en nuestro territorio en especial de las
localizadas a orillas del lago Caláfquen”.
Sin duda apoyarán a Iris
Manusalva en este nuevo intento de usurpación.
Etiquetas:
CONADI,
Conferencia Soberanía Alimentaria,
Eliana Castillo González,
Iris Manusalva,
lideresa mapuche,
Mucech,
Panguipulli,
Paola Peña López,
semillas,
usurpación tierras
Defendiendo la soberanía alimentaria ad portas de reunión regional de la FAO en Chile
Declaración
de la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas de América Latina –RAP-AL-
sobre la defensa de la Soberanía Alimentaria
en el marco de la Reunión Regional de la FAO
Santiago
de Chile, Mayo de 2014
La soberanía
alimentaria, objetivo de nuestra alianza, está siendo saboteada por el crítico acaparamiento y concentración de la
propiedad y el uso de la tierra y del agua, y también puesta en riesgo por la utilización creciente de agrotóxicos, vendidos
por las mismas transnacionales que controlan la producción de semillas híbridas y
transgénicas. La mercantilización de la
tierra, la semilla y el agua están
amenazando severamente la producción, la continuidad y la calidad de los
alimentos que construyen la soberanía
alimentaria. Nunca antes fueron tan caros los alimentos, que se transan en la
bolsa como mercancías. La producción alcanza records pero está destinada en su
mayoría a las necesidades de forraje y biocombustibles del norte global,
mientras las comunidades de nuestra región que requieren alimentos sanos, cada
vez tienen menos acceso a ello.
Asistimos a una merma
en la producción de alimentos para las comunidades, dado que cada vez la tierra
está menos en manos de productores y más en especuladores financieros, quienes
la utilizan para producir cultivos de
exportación y biocombustibles. Los
difusores de los agronegocios son quienes utilizan a los bienes comunes
naturales como uno más de los recursos financieros, sin atender a los ritmos
biológicos de la naturaleza, a los ciclos y a los flujos naturales que
propician la sustentabilidad.
Estos agronegocios se oponen
a la producción familiar para autoconsumo y/o el mercado interno. Encaran
una paradoja: cada vez se produce en mayor proporción para exportar y menos
para el consumo interno; hay más dinero para los especuladores y más gente
pasando hambre o malnutriéndose.
Pero no solo se
resiente la producción alimentaria, también el acceso a dichos alimentos, ya que la escasez, los incrementos de los costos de producción y la utilización de los alimentos como bienes
de especulación, como el petróleo y los minerales, hacen que las alzas de
precio los hagan inaccesibles para una franja importante de la población.
La calidad de los
alimentos está amenazada por el incremento en la utilización de agrotóxicos,
especialmente los plaguicidas altamente peligrosos, debido a la expansión de los monocultivos, al
cambio climático y a la aparición de supermalezas resistentes a plaguicidas, y también puesta en riesgo por la
expansión de cultivos transgénicos como la soja, maíz, canola, berenjena,
poroto. La propaganda agroexportadora habla de una elevada calidad formal y
trazabilidad de los alimentos pero nada
dice de la calidad real de estos, con residuos
de plaguicidas y material genético que puede producir enfermedades según lo
acreditan estudios científicos independientes.
En todo el continente
se asiste a un embate de las empresas de semillas, muchas veces amparadas por
los mismos gobiernos, quienes buscan la aprobación de leyes que impidan la
conservación y utilización de semillas en manos de los productores y a su vez
propician el patentamiento de genes, plantas y semillas con la finalidad de
incrementar sus ganancias y avanzar en el control de la producción global de
alimentos. A la hora de resguardar el patrimonio genético, la biodiversidad y
la salud de la población, los gobiernos se muestran negligentes, en contraste
con su pronta disposición a proteger los intereses de las transnacionales
agroquímicas. Los planteamientos del relator de Naciones Unidas por el Derecho
a la Alimentaciòn, Olivier de Schutter respecto de abandonar el paradigma
productivista y optar por la agroecología, no han sido escuchados por los
gobiernos. Pese a los visibles impactos negativos del modelo agroexportador, los
organismos internacionales vinculados a la agricultura y la economía han
demorado en rectificar, y en implementar recomendaciones a los gobiernos que
les permitan dar un vuelco y priorizar
la agricultura familiar campesina.
Se requieren políticas
específicas que alienten la producción de alimentos sanos, sin transgénicos ni
plaguicidas para todos los habitantes de nuestros países, posibilitando el desarrollo de la agricultura
familiar campesina y protegiendo el patrimonio genético. Las políticas públicas
deben facilitar un real y consecuente acceso a la tierra y al agua en cantidad
y calidad suficientes para posibilitar una justa producción y acceso a los
alimentos. A su vez debemos propiciar la creación y desarrollo de mercados
locales a fin de evitar una intermediación que impide a los productores y
consumidores acceder a precios justos para unos y otros. Se requiere
desarrollar una mirada crítica a las modalidades actuales de consumo que en
definitiva son las que presionan a todo el sistema productivo rural. Las
organizaciones de consumidores deben conocer todas las implicancias de salud,
sociales y ambientales que genera la actual situación.
Se debe valorizar
a la agroecología como el único modo de
producción y relacionamiento entre los seres humanos y con los bienes
naturales que a partir del respeto de la
diversidad biológica y cultural garantiza la resiliencia, sustentabilidad y
estabilidad de los agroecosistemas y el acceso a una adecuada alimentación. La
agroecología es mucho más que un modo de producción, es una filosofía de vida y
de relacionamiento respetuoso entre los seres humanos y la naturaleza.
Los movimientos
sociales, las organizaciones de la sociedad civil, los sindicatos, las asociaciones
de productores, pescadores, apicultores, pastores, los pueblos originarios,
estamos llamados a involucrarnos en los procesos que lleven a la consecución
real y el respeto por la soberanía alimentaria. Se requiere generar y compartir
información, claridad de objetivos y actuar sobremanera con transparencia en nuestros
acuerdos y acciones
Red de Acción en Plaguicidas y Alternativas de
cambio de América Latina RAP-AL
Javier Souza Casadinho
Rivadavia 4097 Marcos Paz, Buenos Aires, Argentina
javierrapal@yahoo.com.ar
María Elena Rozas, Lucia Sepúlveda Alonso de Ovalle N°1618, Santiago de Chile
www.rap-chile.com
Etiquetas:
alianza por la Soberanía Alimentaria,
CLOC,
FAO,
RALLT,
semillas libres de patentes plaguicidas y transgénicos,
Vía Campesina
Suscribirse a:
Entradas (Atom)