Por el asesinato del periodista y dirigente del MIR, Augusto Carmona
Acevedo, cometido por la CNI el 7 de diciembre de 1977 cuando él tenía 38
años, fueron condenados, 40 años después, algunos de los responsables.
Augusto, “el Pelao Carmona”, padre de mi hija Eva María, fue mi compañero en
los inolvidables años de la Unidad Popular y luego en la lucha antidictatorial.
Eva María y Alejandra, su otra hija, crecieron sin él. Sus seis nietos
irán conociendo la verdad histórica, aun cuando ello no borrará el dolor
de la ausencia.
Alto dirigente del MIR
en la clandestinidad, Augusto había sido ex jefe de Prensa de Canal 9 de
TV de la U de Chile y redactor de la revista Punto Final. El crimen fue
presentado por la dictadura y los medios como un enfrentamiento.
La querella interpuesta
en 2003 para impugnar la amnistía impuesta en 1993, era contra Augusto
Pinochet y todos los que fueran responsables. Como familia, habíamos vivido con
júbilo la detención de Pinochet en Londres. Era lo más cercano a la
justicia y a la reparación. El hecho había remecido a la justicia chilena. Pero
la impunidad persistió, con trucos judiciales para dilatar los procesos, entre
otras movidas que permitían el avance de la “impunidad biológica”: El año
2006 muere Pinochet sin pagar por este ni ningun otro crimen. Fue en el
Día Internacional de los Derechos Humanos, que coincide con mi cumpleaños...No
hubo regalos de la justicia para nosotros en estos años.
Iban muriendo los
criminales mientras los padres de los ejecutados detenidos desaparecidos
partían sin conocer verdad ni justicia, tal como ocurrió con don Augusto y la
señora María Acevedo, los padres del “Pelao”. Sin embargo viva está la
constitución pinochetista, al igual que el modelo económico implantado entonces
y perfeccionado por la Concertación/Nueva Mayoría. Sólo a través de la lucha
social de los de abajo, y los terremotos irrumpe el verdadero rostro del
país por el que se jugaron y entregaron su vida “Oslo” y miles de compañeros y
compañeras. La corrupción y el envilecimiento de la política, la
corrupción y el saqueo de los bienes comunes se nutren de la impunidad y de la
tolerancia a las prácticas de tortura instaladas en distintos ámbitos de la
acción del Estado, sea con los menores, sea en las comunidades mapuche allanadas
y militarizadas o en las cárceles.
Privilegios de
criminales
En este marco llega
finalmente la sentencia de la Corte Suprema: a10 años y 1 día a los ex
brigadieres de ejército Miguel Krassnoff y Manuel Provis Carrasco; al mayor (r)
de ejército Enrique Sandoval Arancibia y al coronel (r) Luis Torres Méndez, así
como los ex suboficiales del ejército José Fuentes Torres y Basclay Zapata.
Menciono sus grados porque en Chile ningún criminal ha sido degradado,
pero la sentencia judicial sólo los individualiza por sus nombres. Los
criminales reciben legalmente las generosas pensiones que se autoasignaron las
Fuerzas Armadas mientras condenaban al resto de los chilenos a jubilar con las
miserables pensiones del sistema de las AFPs. Mientras escribo, me pregunto
además si este año Krassnoff podrá gozar en libertad de su pensión de $ 2.489.658, ya que otros criminales
con condenas por delitos de lesa humanidad ya han obtenido la libertad
condicional. El monto de la pensión se conoció por la lista entregada por
el Consejo para la Transparencia al diario La Tercera recientemente.
En el procesamiento
inicial del ministro en visita Leopoldo Llanos (2005) la lista de criminales
era encabezada por Odlanier Mena, director de la CNI, que estaba con
condicional por otro homicidio y se suicidó (2013) eludiendo su
responsabilidad. Los agentes que declararon en el proceso por el
asesinato de Augusto Carmona aseguraron que desde el reemplazo de la Dina por
la CNI, a mediados de 1977, con Odlanier Mena como director, todos los
operativos de exterminio debían contar con su autorización previa. La Brigada Roja (sucesora de la Halcón)
fue la encargada de llevar a cabo la ejecución de Augusto Carmona, operación
supervisada por Krassnoff - quien dirigió todos los operativos contra el MIR -
bajo el probable mando operativo de Manuel Provis. Mena llegó
al lugar de los hechos pocas horas después.
Periodista de trinchera
Carmona tuvo una
destacada carrera en el periodismo nacional, donde fue jefe de prensa de Canal
9 de TV –entonces de la Universidad de Chile- elegido por los trabajadores que
ocuparon la estación en agosto de 1972 intentando detener el avance del golpismo.
Tras el golpe militar, él escogió los riesgos de la lucha de resistencia,
aunque su salud era precaria por haber sufrido una compleja operación al
corazón. En esos primeros años en que sólo existía la prensa
adicta a la dictadura, el “Pelao Carmona”, ahora “Oslo”, comenzó a
organizar la red de periodistas que recolectaba noticias sobre los
crímenes de la DINA, y testimonios sobre la existencia de detenidos
desaparecidos, enviándolas al “Correo de la Resistencia”, en México. Carmona era miembro del
comité central del MIR en la clandestinidad. Como encargado de las relaciones políticas, se reunía con dirigentes
de la izquierda y un sector de la Democracia Cristiana para impulsar acuerdos
tendientes a formar un movimiento amplio de resistencia popular.
Las exigencias de la vida clandestina eran
contradictorias con el carácter del Pelao, que era comunicativo,
amistoso, seductor, dado a las conversas de café y a escuchar y bailar
tangos y boleros. Ese amor por la vida lo transmitió a sus tareas políticas,
que arremetía con vehemencia, pasión y creatividad, cambiando su aspecto
físico y reduciendo sus salidas para eludir la persecución. La
forzosa quietud le permitió asumir el rol de cuidar a Eva María, nacida poco
después del golpe, a quien prodigaba su ternura y atención, superando el
machismo característico de esa época. Eva tenía 3 años cuando lo asesinaron y
no podía ni siquiera llevar su apellido, pues vivíamos en la clandestinidad.
El Pelao había estudiado periodismo y
bibliotecología tras egresar del Instituto Nacional. Fue presidente del centro
de alumnos de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile y más tarde,
presidente del sindicato de trabajadores del Canal 9, donde fue redactor
político del Noticiero “Nueve Diario”. Como redactor de la revista Punto
Final viajó a Cuba junto a un grupo de periodistas que entrevistaron a
Fidel Castro en La Habana. En agosto de 1967, había reporteado el juicio
militar en Camiri, Bolivia, a Régis Debray y otras personas vinculadas a la
guerrilla del Che.
En 1973 fue, además, jefe de prensa de Radio Nacional, emisora del MIR.
Perteneció a una generación de notables periodistas comprometidos con el
pueblo, como Augusto Olivares, Máximo Gedda y José Carrasco Tapia, grandes
amigos suyos. De la promoción 1957 del Instituto Nacional arranca su estrecha
amistad con el poeta Manuel Silva Acevedo, así como con el pintor Raúl Sotomayor y el académico Grinor Rojo.
Delito de lesa humanidad
La sentencia de la Suprema calificó el asesinato del periodista como un delito de lesa humanidad dado que fue “un ataque sistemático o generalizado en contra de bienes jurídicos como la vida de una parte de la población civil con determinada opción ideológica, con la participación del poder político y la intervención de agentes del Estado” y concedió también, a contrapelo del Consejo de Defensa del Estado, y cumpliendo las obligaciones internacionales de Chile, la reparación civil solicitada para las hijas.
La sentencia de la Suprema calificó el asesinato del periodista como un delito de lesa humanidad dado que fue “un ataque sistemático o generalizado en contra de bienes jurídicos como la vida de una parte de la población civil con determinada opción ideológica, con la participación del poder político y la intervención de agentes del Estado” y concedió también, a contrapelo del Consejo de Defensa del Estado, y cumpliendo las obligaciones internacionales de Chile, la reparación civil solicitada para las hijas.
La acuciosa investigación iniciada por el ministro Alejandro Solís,
hoy jubilado, fue retomada por el juez Llanos. Los ministros Haroldo
Brito, Milton Juica y Jorge Dahm, respaldaron lo obrado por Llanos, en tanto
los ministros Carlos Künsemüller y Lamberto Cisternas, sostuvieron en un voto
de minoría que los criminales debían cumplir sólo la mitad de la pena
impuesta. Siguieron así la teoría de la “media prescripción”
respaldada por el Presidente de la Corte Suprema Hugo Dolmetsch, similar
al “2 x 1” aplicada en Chile en varias oportunidades y rechazado en Argentina
recientemente en masivas movilizaciones.
La trampa mortal
La trampa mortal
El crimen ocurrió el 7 de diciembre de 1977, bajo estado de sitio pero los
testimonios de los vecinos hicieron resplandecer la verdad. Ante el
tribunal los testigos –entre los que se cuenta el escritor Reinaldo
Marchant que acudió motu proprio a la Comisión Rettig a contar lo que vivió ese
día - declararon lo mismo que Marchant expuso ante la Rettig , refutando la
mentira del enfrentamiento. También lo había denunciado yo ante la Comisión
Allana de Naciones Unidas, que visitó Chile un año después. Me protegió para
comparecer el querido Padre José Aldunate.
La tortura fue la clave para detectar al Pelao. No nos enteramos a tiempo
de la detención de un colega y su equipo de apoyo. Paradojalmente el Pelao
había intentado protegerlo y asilarlo para salvar la red clandestina de
periodistas que éste contactaba. Pero era demasiado tarde y ellos ya habían
caído en manos de la CNI. Ese día, una veintena de vehículos rodearon desde
temprano la manzana en que vivía el Pelao, en la calle Barcelona, de la comuna
de San Miguel. Los agentes allanaron su domicilio y ocuparon además la casa
contigua. Luego ordenaron a los vecinos recogerse en sus casas y permanecieron
horas esperándolo en el interior del inmueble. Cerca de medianoche,
cuando él sacaba sus llaves para ingresar a la casa, dispararon una
ráfaga de subametralladora acribillándolo por la espalda. Los agentes
arrastraron el cuerpo al interior. Un fiscal militar ordenó más tarde un
informe a los peritos de la Brigada de Homicidios de Investigaciones. El
informe estableció que el cuerpo fue arrastrado y que la pistola que portaba
Carmona estaba con seguro, por lo que no pudo hacer uso de ella para defenderse.
Al lugar llegó más tarde el director de la CNI, Odlanier Mena en su vehículo
marca Volvo, según declaró Juan Arancibia López, su chofer.
Este fue el inicio de la política de la CNI de aniquilamiento de
dirigentes, remplazando el secuestro por la ejecución in situ, enmascarada como
un enfrentamiento. Un mes después, Germán Cortés, también alto dirigente del
MIR fue asesinado en similares circunstancias.
El cartel de la DINA/CNI
Odlanier Mena Salinas, sobreseído por muerte de su responsabilidad en este
crimen, había sido condenado en 2008 a seis años por los secuestros de
Oscar Ripoll Codoceo, Manuel Donoso y Julio Valenzuela (Caravana de la Muerte),
pero ya estaba en libertad condicional cuando el ministro Llanos lo procesó, y
se suicidó en su propia casa al saberlo. Ello coincidió con el traslado de los
criminales desde el penal de Cordillera hacia Punta Peuco.
El condenado Miguel Krassnoff Martchenko tiene la segunda
más alta pensión de los 81 criminales actualmente condenados en Punta Peuco
(sólo inferior a la del ex fiscal Torres). El se especializó en el
exterminio del MIR. Según información del
Programa de Derechos Humanos del Ministerio del Interior, está condenado a
firme por los secuestros de 20 resistentes en la llamada Operación
Colombo (María Teresa Bustillos, Manuel Cortez Joo, Julio Flores,
María Elena y Galo González Inostroza, Sergio Lagos, Ofelio Lazo, M. Cristina López,
Mónica Llanca, Sergio Montecinos, Jorge D’Orival, Jorge Ortiz, Eugenia
Martínez, Anselmo Radrigán, Marcelo Salinas, Fernando y Claudio Silva, Gerardo
Silva, Muriel Dockendorff, Manuel Villalobos), incluidos en la Lista de
los 119. Krassnoff también cumple condena por los secuestros y desapariciones
de Diana Aaron, Luis Arias, Alvaro Barrios, Cecilia Bojanic, Amelia
Bruhn, José Calderón, Carmen Díaz, Mamerto Espinoza, Iván Monti, Antonio Llidó,
Luis Muñoz Rodríguez, Flavio Oyarzún, Sergio Pérez, José Ramírez, Sergio
Riffo, Herbit Ríos, Jaime Robotham, Luis San Martín, Renato Sepúlveda, Claudio
Thauby y Lumi Videla, casi todos militantes del MIR. Además, fue
condenado por el montaje en Rinconada de Maipú en que la DINA ejecutó a Alberto
Gallardo, Catalina Gallardo, Mónica Pacheco, Luis Ganga, Manuel Reyes y Pedro
Cortés. A ello se agregan las condenas por torturar en Villa Grimaldi a
prisioneros y prisioneras que sobrevivieron. En ausencia, fue condenado en
Francia por la desaparición de los ciudadanos franceses Alfonso Chanfreau, Jean
Yves Claudet, George Klein y Etienne Pesle. En Chile aun está procesado por
muchos otros secuestros.
Krassnoff no ha entregado información alguna que permita encontrar a
los desaparecidos y esclarecer casos, por el contrario reivindica sus crímenes.Sin embargo, su abogado
reivindica ante la Corte el actuar de su defendido contra el
“terrorismo”. La Corte de Apelaciones acogió parcialmente, el 8 de septiembre de 2016,
un recurso de protección interpuesto por Krassnoff para salir en libertad,
abriendo la puerta a la reconsideración de su solicitud por parte de la
Comisión de Libertad Vigilada. El 5 de octubre del año pasado, esta misma corte
concedió la libertad condicional a Raúl Iturriaga Neumann, revocando así la
repetida negativa de la Comisión de Libertad Condicional respectiva.
Otro condenado, Manuel Provis, ex jefe del Batallón de Inteligencia tiene dos condenas más por matar a sus pares: a 10 años y un día por la muerte del ex químico de la DINA Eugenio Berríos en Uruguay, y a 4 años por asesinato del coronel Huber. Su pensión es de $2.442.188. Provis está en Punta Peuco desde agosto de 2015, tras el suicidio del el ex general director del DINE Hernán Ramírez, al ser notificado de la sentencia en el caso Berríos.
Enrique Sandoval Arancibia (“Pete el Negro”) ya fue condenado
por el asesinato del dirigente del MIR Germán Cortés, y por el montaje
(caso Las Vizcachas) en que se asesinó a Juan Soto Cerda, Luis Araneda, Luis
Pincheira y Jaime Cuevas (1981). Por desaparecer al menor Carlos Fariña, no
cumplió pena alguna de cárcel. Sigue gozando de una pensión de
$1.653.952.
Basclay Zapata (“El Troglo”) está en Punta Peuco, condenado
a 10 años por desaparición de Manuel Cortes Joo, Julio Flores, los hermanos
Galo y María Elena González Inostroza; Sergio Lagos, M. Cristina López,
Mónica Llanca, Jorge D’Orival, Anselmo Radrigán, Fernando y Claudio Silva
Peralta, Manuel Villalobos (todos del caso Operación Colombo). Además condenado
por los secuestros y desapariciones de Alvaro Barrios, Carmen Díaz,
Elsa Leuthner, Antonio Llidó, Iván Monti, José Ramírez, Herbit
Ríos, Ricardo Troncoso, Lumi Videla.
Luis Torres Méndez (“Negro Mario”) estaba en libertad
condicional, al emitirse la sentencia de la corte Suprema, con una
sentencia de primera instancia por el secuestro de Miguel Angel Acuña Castillo,
(Operación Colombo). También está procesado por casos de la Operación Cóndor
y por secuestros de militantes comunistas en calle Conferencia.
José Fuentes Torres, (“Cara de Santo”) también libre al momento de dictarse la sentencia por el homicidio de Augusto Carmona, está procesado por su participación en la Operación Colombo y cumplió en libertad una “condena” por el secuestro y muerte de Mireya Pérez Vargas.
José Fuentes Torres, (“Cara de Santo”) también libre al momento de dictarse la sentencia por el homicidio de Augusto Carmona, está procesado por su participación en la Operación Colombo y cumplió en libertad una “condena” por el secuestro y muerte de Mireya Pérez Vargas.
La historia de periodistas revolucionarios como Augusto Carmona Acevedo y
tantos otros compañeros y compañeras de su generación, requiere ser incorporada
a la memoria pero también y sobre todo, a la práctica social y política
de los comunicadores de hoy en este Chile donde quieren reinar para siempre el
duopolio y la farándula. ¡Hagámoslo ya!