En el día de las Marías, Resumen publica una noticia que la familia de
María Galindo, así como sus amigos y compañeras del MIR esperamos durante 41
años, tras su desaparición. Fueron condenados por su secuestro los oficiales ®
de Ejército Miguel Krassnoff, Pedro Espinoza, Carlos López y el suboficial ®
Humberto Zapata Reyes, a 5 años y un día de prisión. Apenas 5 años, sin embargo
los criminales tienen muchas condenas anteriores que cumplen en Punta Peuco.
Sin embargo la sentencia de primera instancia no cambia la condición de
desaparecida de la joven obrera coronelina.
María compartió prisión y tortura en Villa
Grimaldi con Marta Ugarte, cuyo cuerpo
arrojado desde un helicóptero por sus torturadores, apareció en la playa La
Ballena, en los Molles. Quizás también María fue lanzada al mar. En el jardín de Las Rosas
de la ex Villa Grimaldi, hoy Parque por la Paz, dedicado a las mujeres
detenidas desaparecidas, florecerán también en esta primavera María Galindo y
Marta Ugarte. En palabras del poeta Raúl Zurita, “arde, el océano santo de
Chile arde. Llamas como de incienso tiñen de rosa y sangre las quemadas
praderas del Pacífico” (INRI, 2013).
Al momento de su secuestro por la DINA en Santiago, que la sentencia
fija en el 18 de julio de 1976, María tenía 26 años. Acababa de regresar de Coronel
donde visitó a su familia, pero no hubo testigos de la detención. En diciembre
de 1980 las milicias de la Resistencia
Popular reivindicaron una acción de ajusticiamiento de Roberto Rojas Alvarez, a
quien identificaron como el responsable del secuestro e informante de la DINA y
CNI.
Heroica resistencia
Al tiempo de su detención, María, militante del MIR, trabajaba en la
reagrupación clandestina de obreros y trabajadores, para contribuir a la reanimación de la
lucha ya que que la CUT y las organizaciones obreras habían sido proscritas
tras el golpe. Ella había sido dirigenta del sindicato de la Pesquera Boca Sur en San Pedro, Región del BioBio y por su
experiencia, continuó moviéndose políticamente en tareas sindicales. Sometida a
atroces torturas y vejaciones en Grimaldi, resistió heroicamente sin entregar
información sobre su estructura y compañeros, entre los que estaban el ex
dirigente de la Federación del Metal, Jaime Riquelme, el “Yeti”, y esta periodista. Ese año 2006 se habían realizado mitines
relámpagos para el 1º de Mayo y otras actividades de propaganda. Con María –que
se llamaba Renata en la clandestinidad - hacíamos los volantes para estas
actividades de forma muy precaria, con escasa ayuda porque todavía la gente estaba muy atemorizada. María
desempeñaba estas tareas con una consecuencia y valentía enormes. Alguna vez
comentó que le faltaba el dinero incluso
para comer, destinándolo a realizar las tareas que asumía, tras lo cual se reía
y anunciaba que iba a salir a “machetear”, conectando amigos de sus tiempos
de dirigente nacional de la Juventud Obrera Católica y miembro de las
comunidades cristianes de base. Era incansable en el trabajo de construcción de
redes.
Vigencia
de su lucha
La consecuencia de María es algo que también rescata el dirigente Manuel Aguilar, presidente del sindicato A
Luchar – Lautaro, que agrupa a trabajadores del Transantiago. Vinculado
familiarmente con María, asistió a un homenaje que se hizo en 2016 en Villa
Grimaldi, a 40 años de su desaparición en manos de la DINA. “La lucha de ella está más vigente que
nunca, -afirma Manuel-, sigue pendiente y como tarea del momento la
reconstrucción, desde abajo, del mundo sindical, rescatando organizaciones que
están incluso en manos de la patronal. Necesitamos sindicatos clasistas donde
sean las bases, las asambleas, los trabajadores más consecuentes los que lleven
la batuta. Que sean los mismos trabajadores los que vayan avanzando con una
perspectiva política y sindical. Debemos reconstruir el legado histórico, hermoso,
de lucha consecuente de compañeras como María que estuvo dispuesta a rendir la
vida en favor de los trabajadores. Hay que comenzar de nuevo a soñar, porque si
no soñamos y no creemos en algo mejor estamos sonados”, finaliza el
dirigente.
El ministro Carroza fundamenta el fallo contra
Krassnoff y otros agentes de la DINA en información aportada por un agente de
la guardia de detenidos de Grimaldi, “quien proporciona la información acerca
de los malos tratos, torturas y vejaciones cometidas en su contra, y señala que
desde ese lugar se le pierde la pista sin que tenga más noticias sobre de su
paradero ni se haya determinado su fallecimiento, identificando entre los
agentes que la interrogaron y sacaron del cuartel a Basclay Zapata Reyes,
miembro de la Agrupación Halcón a la fecha de los hechos, quien ha señalado que
todas las órdenes sobre sus actuaciones provenía del oficial a cargo del MIR
(investigación y represión), esto es Miguel Krassnoff Martchenko”.