Iniciamos a partir de ahora un despliegue comunicacional y ciudadano
destinado a informar, movilizar y denunciar
expresando nuestro rechazo al Acuerdo
Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP, por sus siglas en inglés). Nos proponemos
alinear a los parlamentarios en el rechazo a este tratado secreto cuya
aprobación fue anunciada por la Presidenta Bachelet. Tal como hicimos con éxito
en 2014 cuando el Senado debatía la Ley Monsanto, denunciaremos (funa!) a los
parlamentarios que tácita o expresamente estén a favor del TPP, dado que en su
trámite por el Congreso sólo podrán votar sí o no. El Sí significará la
aprobación de la Ley Monsanto/Convenio UPOV 9 1.
Nos declaramos en estado de
movilización y alerta junto a todas las organizaciones ciudadanas que a nivel
nacional y también global, en especial en Perú y México, defienden sus derechos
frente a esta imposición del gobierno y las transnacionales. Este es un tratado secreto inaceptable en democracia.
El gobierno no ha podido demostrar
ningún beneficio para Chile derivado de este acuerdo. Por el contrario hay
impactos negativos para la soberanía del país, para la agricultura, la salud,
el derecho a la comunicación, la información y los derechos humanos.
Como campaña Yo No Quiero Transgénicos en Chile y organizaciones ambientales,
sociales y de consumidores defensoras de la semilla, la agroecología y la
soberanía alimentaria, centraremos nuestra denuncia en los impactos negativos
del TPP al patrimonio genético del país, y el consiguiente daño a la soberanía
alimentaria. Asimismo a través de “TPP Abierto” y de la “Plataforma Ciudadana
Chile Mejor sin TPP” unimos nuestras
demandas a las de quienes se enfocan en las otras materias que abarca el
tratado, y cuya adopción implicará la violación de
derechos humanos y de los pueblos originarios que el Estado está obligado a
resguardar. Nos preocupa especialmente la privatización de la semilla y del
conocimiento. Hay una limitación del
acceso a la información por Internet a quienes pueden pagar por ello y fuerte
penalización de las infracciones. En un contexto de secretismo del Estado
chileno y las empresas sobre información relacionada con la salud, está
amenazada además la investigación periodística y de sectores interesados en
develar los daños al ambiente y el patrimonio genético.
La Ley Monsanto vía
TPP
El tratado, en su
artículo QQA.O punto 2c, exige a Chile ratificar el Convenio UPOV 91, que es la versión
internacional de la Ley Monsanto de privatización de la semilla, tal como lo
filtró Wikileaks. Los términos del Convenio UPOV 91 se repiten tal cual en la
Ley Monsanto. Esta exigencia la constatamos en la reunión del llamado Cuarto
Adjunto, un tardío espacio abierto por el gobierno para que la sociedad civil
conozca los contenidos del tratado secreto. El proyecto de ley Monsanto = UPOV
91 fue retirado en marzo de 2014 de la discusión en el Congreso por la presión
social, con lo cual Monsanto y las transnacionales biotecnológicas sufrieron
una derrota. El gobierno no pudo entonces suscribir el convenio UPOV 91 que
impide el libre intercambio de semillas, pone en riesgo el patrimonio genético,
y genera condiciones para la expansión de los cultivos transgénicos. Pero ahora
este tratado, que defiende los intereses del agronegocio y las corporaciones,
forzará la aprobación de la ley Monsanto para cumplir con la exigencia de
ratificación del Convenio UPOV 91 de privatización de la semilla campesina e
indígena.
Asociamos la inclusión del UPOV 91 y de diversos mecanismos que
benefician al agronegocio a la tarea desarrollada desde el inicio por Islam
Siddiqui, el negociador (hasta 2013) del gobierno de Estados Unidos para temas
de agricultura. Siddiqui se desempeñaba anteriormente como lobbista de Monsanto
y vicepresidente de Crop Life, que agrupa también a Syngenta, Dupont/Pioneer y
Dow.
La privatización de la semilla y
del acceso a información ocupa mucho espacio a lo largo del tratado en diversos
capítulos, sin embargo sobre el acceso libre a la semilla o a un bien, en QQ.B.x:l sólo hay 2 frases destinadas a reconocer en forma
general y no vinculante el dominio
público. No hay garantías tampoco para asegurar que las semillas registradas
vuelvan al dominio público y estén disponibles efectivamente una vez terminado
el tiempo de registro acordado por la normativa.
Conocimiento
tradicional
El capítulo referido a la propiedad intelectual incluye también párrafos sobre el
conocimiento tradicional (ancestral) llamando en el punto QQ.B.xx:d) a establecer
“cooperación” para capacitar en la entrega de
patentes relacionadas con conocimiento tradicional asociado a semillas (para
ellos recursos genéticos), tema sobre el cual Chile NO tiene legislación
alguna. Esto es un nuevo estímulo para la biopiratería y un desconocimiento de
la obligación legal de consultar a los
pueblos indígenas sobre estas materias, de acuerdo a lo establecido en el
Convenio 169. Por el contrario nuestra posición es el rechazo absoluto a las
patentes a plantas las cuales son un patrimonio de los pueblos campesinos e
indígenas al servicio de la humanidad, según la definición de Vía
Campesina.
Protección a
transnacionales
La escasa información entregada por
el jefe de los negociadores chilenos, señor Felipe Lopehandía (del
ministerio de Relaciones Exteriores) aclara
que a partir de la vigencia del tratado se aplicará un freno para nuevas leyes de protección efectiva nuestro derecho a una alimentación sana y
libre de transgénicos y agrotóxicos. Es decir Monsanto y las transnacionales
lograron, entre otros, eliminar el
peligro de una futura ley de etiquetado de transgénicos o una moratoria a los
cultivos transgénicos. La actual normativa chilena sigue el modelo
norteamericano impidiendo que los consumidores ejerzan el derecho a saber lo
que comen.
Se “congelará” de esta manera toda iniciativa que pueda orientar a las
madres y familias, beneficiar a los
consumidores y campesinos, si esta es contraria a los intereses de la industria
alimentaria y biotecnológica tradicional. Sin moratoria, y con Ley Monsanto habrá
nuevos estímulos legales para expandir el negocio de los transgénicos al
mercado interno y de paso ahogar la agricultura familiar campesina y la
agroecología. Seguirán las empresas
impunemente fumigando los campos chilenos con plaguicidas cancerígenos como el
glifosato y usando insecticidas
neonicotinoides que matan las abejas e insectos benéficos. Toda normativa
contraria sería objetada en tribunales especiales de arbitraje, externos al
país, y denunciada por este tratado como obstáculos al comercio y la inversión.
La agroecología no será una opción estimulada por el Estado, y tanto la
agricultura orgánica como la biodinámica y la agroecología encontrarán serios
obstáculos para poder desarrollarse en este contexto que extenderá la
contaminación y el deterioro de suelos, aguas y biodiversidad.
Secreto pero no
para Monsanto
Este tratado fue negociado en
secreto durante más de cinco años por un bloque de 12 países encabezado por
Estados Unidos. Ahora sólo falta la firma de la Presidenta Bachelet y una votación tipo plebiscito (Sí o No) por
el Congreso para su ratificación.
Las reglas del proceso incluían no informar a los ciudadanos y sus
organizaciones mientras se negociaba, y tampoco a los respectivos congresos. Pero
al mismo tiempo permitían la participación oficial de unos 600 asesores de
Comités Comerciales (Trade Advisors) de Estados Unidos, en representación de
sus corporaciones transnacionales. La publicación del texto completo del
tratado se hará en inglés en una fecha
desconocida, para luego presentarse la versión en español concordada con Perú y
México, los otros países hispano parlantes involucrados en el TPP. Las
referencias previas provienen sólo de Wikileaks, es decir son filtraciones, la
única alternativa de información.
Estados Unidos, Japón, Australia, Nueva Zelanda, Brunéi, Canadá, Chile,
Malasia, México, Perú, Singapur y Vietnam acordaron este tratado a espaldas de sus pueblos pues las
negociaciones han sido secretas incluso para los respectivos Congresos. Chile
de esta manera da carta blanca a Estados
Unidos para el intento de Barak Obama de retomar el deteriorado liderazgo
norteamericano en la región y el mundo.
El pueblo chileno no acepta ser un instrumento de los intereses de
Estados Unidos, de Monsanto y las
transnacionales. Por tanto llamamos al Congreso a rechazar este tratado. En
Santiago, Valparaíso, Ovalle, La Serena, Curicó, Talca, Concepción, Temuco,Valdivia
y localidades de todo Chile, la tarea es informar, movilizar y funar
(denunciar), para defender nuestra soberanía y nuestros derechos.
Chile, Octubre de 2015
Campaña Yo No Quiero
Transgénicos en Chile; Red de Acción en Plaguicidas RAP-Chile, Red de
Semillas Libres, Nación Aymara, Consejo
Territorial de Chapiquiña, Coordinadora Yo No Quiero TPP (V Región), Cooperativa
Verde, Red SocioAmbiental del Maule, Colectivo de Mujeres de Curicó, Cabildo en
Rebeldía, Colectivo MapuExpress, Red SocioAmbiental de Talca, Asociación de
Consumidores de Valdivia ACOVAL.
“Yo No Quiero
Transgénicos en Chile” es una alianza de carácter horizontal creada en 2011,
que articula redes sociales y ambientales de Arica a Chiloé, así como a independientes, organizaciones no
gubernamentales, comunidades e instituciones que trabajan por una agricultura,
ganadería, acuicultura y alimentación sanas y seguras. Por tanto, promovemos la
participación y la información de la ciudadanía y la sociedad civil organizada
para impedir la introducción de transgénicos y defender el derecho a alimentos,
forraje, cultivos, ganado y peces, libres de transgénicos
Nota: El diputado Daniel Núñez se comprometió públicamente a rechazar el TPP, gesto que valoramos altamente. Los parlamentarios del Maule acaban de ser interpelados por organizaciones socio ambientales y ciudadanas de su región, y se espera la respuesta en los próximos días. NO descansaremos hasta generar suficiente presión social para que el voto sobre el TPP se convierta en un dilema nacional!