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viernes, mayo 02, 2014

Defendiendo la soberanía alimentaria ad portas de reunión regional de la FAO en Chile





Declaración de la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas de América Latina –RAP-AL- sobre la defensa de la Soberanía Alimentaria  en el marco de la Reunión Regional de la FAO
Santiago de Chile, Mayo de 2014


La soberanía alimentaria, objetivo de nuestra alianza, está siendo saboteada por  el crítico acaparamiento y concentración de la propiedad y el uso de la tierra y del agua, y también puesta en riesgo por  la utilización creciente de agrotóxicos, vendidos por las mismas transnacionales que controlan  la producción de semillas híbridas y transgénicas. La mercantilización  de la tierra, la semilla y el agua  están amenazando severamente la producción, la continuidad y la calidad de los alimentos  que construyen la soberanía alimentaria. Nunca antes fueron tan caros los alimentos, que se transan en la bolsa como mercancías. La producción alcanza records pero está destinada en su mayoría a las necesidades de forraje y biocombustibles del norte global, mientras las comunidades de nuestra región que requieren alimentos sanos, cada vez tienen menos acceso a ello.

Asistimos a una merma en la producción de alimentos para las comunidades, dado que cada vez la tierra está menos en manos de productores y más en especuladores financieros, quienes la utilizan  para producir cultivos de exportación y biocombustibles.  Los difusores de los agronegocios son quienes utilizan a los bienes comunes naturales como uno más de los recursos financieros, sin atender a los ritmos biológicos de la naturaleza, a los ciclos y a los flujos naturales que propician la sustentabilidad.

Estos agronegocios  se oponen  a la  producción familiar  para autoconsumo y/o el mercado interno. Encaran una paradoja: cada vez se produce en mayor proporción para exportar y menos para el consumo interno; hay más dinero para los especuladores y más gente pasando hambre o malnutriéndose.

Pero no solo se resiente la producción alimentaria, también el acceso a dichos alimentos,  ya que la escasez, los incrementos de los costos de producción y  la utilización de los alimentos como bienes de especulación, como el petróleo y los minerales, hacen que las alzas de precio los hagan inaccesibles para una franja importante de la población.

La calidad de los alimentos está amenazada por el incremento en la utilización de agrotóxicos, especialmente los plaguicidas altamente peligrosos,  debido a la expansión de los monocultivos, al cambio climático y a la aparición de supermalezas resistentes  a plaguicidas, y también puesta en riesgo por la expansión de cultivos transgénicos como la soja, maíz, canola, berenjena, poroto. La propaganda agroexportadora habla de una elevada calidad formal y trazabilidad de los alimentos  pero nada dice de la calidad real de estos,  con residuos de plaguicidas y material genético que puede producir enfermedades según lo acreditan estudios científicos independientes.

En todo el continente se asiste a un embate de las empresas de semillas, muchas veces amparadas por los mismos gobiernos, quienes buscan la aprobación de leyes que impidan la conservación y utilización de semillas en manos de los productores y a su vez propician el patentamiento de genes, plantas y semillas con la finalidad de incrementar sus ganancias y avanzar en el control de la producción global de alimentos. A la hora de resguardar el patrimonio genético, la biodiversidad y la salud de la población, los gobiernos se muestran negligentes, en contraste con su pronta disposición a proteger los intereses de las transnacionales agroquímicas. Los planteamientos del relator de Naciones Unidas por el Derecho a la Alimentaciòn, Olivier de Schutter respecto de abandonar el paradigma productivista y optar por la agroecología, no han sido escuchados por los gobiernos. Pese a los visibles impactos negativos del modelo agroexportador, los organismos internacionales vinculados a la agricultura y la economía han demorado en rectificar, y en implementar recomendaciones a los gobiernos que les permitan  dar un vuelco y priorizar la agricultura familiar campesina.

Se requieren políticas específicas que alienten la producción de alimentos sanos, sin transgénicos ni plaguicidas para todos los habitantes de nuestros países,  posibilitando el desarrollo de la agricultura familiar campesina y protegiendo el patrimonio genético. Las políticas públicas deben facilitar un real y consecuente acceso a la tierra y al agua en cantidad y calidad suficientes para posibilitar una justa producción y acceso a los alimentos. A su vez debemos propiciar la creación y desarrollo de mercados locales a fin de evitar una intermediación que impide a los productores y consumidores acceder a precios justos para unos y otros. Se requiere desarrollar una mirada crítica a las modalidades actuales de consumo que en definitiva son las que presionan a todo el sistema productivo rural. Las organizaciones de consumidores deben conocer todas las implicancias de salud, sociales y ambientales que genera la actual situación.

Se debe valorizar a  la agroecología como el único modo de producción y relacionamiento entre los seres humanos y con los bienes naturales  que a partir del respeto de la diversidad biológica y cultural garantiza la resiliencia, sustentabilidad y estabilidad de los agroecosistemas y el acceso a una adecuada alimentación. La agroecología es mucho más que un modo de producción, es una filosofía de vida y de relacionamiento respetuoso entre los seres humanos y la naturaleza.   

Los movimientos sociales, las organizaciones de la sociedad civil, los sindicatos, las asociaciones de productores, pescadores, apicultores, pastores, los pueblos originarios, estamos llamados a involucrarnos en los procesos que lleven a la consecución real y el respeto por la soberanía alimentaria. Se requiere generar y compartir información, claridad de objetivos y actuar sobremanera con transparencia en nuestros acuerdos y acciones

Red de Acción en Plaguicidas y Alternativas de cambio de América Latina  RAP-AL
Javier Souza Casadinho
Rivadavia 4097 Marcos Paz, Buenos Aires, Argentina
javierrapal@yahoo.com.ar
María Elena Rozas, Lucia Sepúlveda  Alonso de Ovalle N°1618, Santiago de Chile
www.rap-chile.com

jueves, abril 11, 2013

Repudian asesinato de líder campesino maya Gerónimo Sol en Guatemala






La COORDINADORA NACIONAL INDIGENA Y CAMPESINA –CONIC-, de Guatemala,
Miembro de UASP, Mesa Plural, Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo, Coalición de los Pueblos por la Soberanía Alimentaria PCFS  –CLOC- y Vía Campesina Internacional, denunció el asesinato del dirigente maya, Gerónimo Sol.


Guatemala, 11 de marzo - La Coordinadora Nacional Indígena y Campesina –CONIC- REPUDIA ENERGICAMENTE el cobarde   asesinato del compañero GERONIMO SOL AJCOT, en la aldea Chacayá, Santiago Atitlán, Sololá.  Seis hombres, fuertemente armados y encapuchados, salen a su camino y le dan muerte con arma de fuego a eso de las 5:00 de la mañana, cuando salía de su casa de habitación, para dirigirse a su trabajo a la finca Valparaíso, Chichacao del departamento de Suchitepéquez.
El compañero Gerónimo Sol Ajcot, de 68 años de edad, era miembro de la junta directiva de la Asociación Maya Tzutujil de Agricultores de Santiago Atitlán, miembros de la Coordinadora Nacional Indígena y Campesina –CONIC-,  que desde el año pasado recibió amenazas de muerte, por personas desconocidas.  Se hizo las denuncias en su momento, lamentablemente no hubo investigación ni esclarecimiento de los hechos.
EXIGIMOS AL MINISTERIO PUBLICO, investigar el asesinato de Gerónimo  Sol Ajcot, dar con los responsables materiales e intelectuales de este lamentable hecho.
EXIGIMOS AL SEÑOR ALCALDE MUNICIPAL que vele por la seguridad de la población en general del municipio, en coordinación con la Policía Nacional Civil, como asimismo con la población de manera organizada, que persiga y castigue a los delincuentes, porque afecta la armonía, la tranquilidad y el desarrollo del municipio.
A LOS FAMILIARES DE GERONIMO  SOL, nuestra solidaridad y apoyo incondicional.
A LAS ORGANIZACIONES Y ASOCIACIONES MIEMBROS DE BASE, a fortalecer nuestra organización  a nivel interno, para dar seguridad a nuestros asociados y las juntas directivas. 
GREGORIO SOL AJCOT…PRESENTE EN LA LUCHA
POR LA MADRE TIERRA… LA LUCHA SIGUE
Guatemala, 11 de marzo, 2013.
COORDINADORA NACIONAL INDIGENA Y CAMPESINA –CONIC-
Miembro de UASP, Mesa Plural, Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo, Coalición de los Pueblos por la Soberanía Alimentaria PCFS  
–CLOC- y Vía Campesina Internacional.

viernes, agosto 05, 2011

Desde Guatemala campesinos debaten sobre construcción del modelo agroecológico de producción de alimentos













Al concluir en Chimaltenango, Guatemala el II Encuentro Continental de Formadoras y Formadores Agroecológicos, organizado por CLOC-Vía Campesina, los participantes reafirmaron que la agroecología indígena y campesina es capaz de alimentar al mundo y enfriar el planeta. Entre el 28 de julio y el 3 de agosto, 49 organizaciones de 20 países de América y sus participantes debatieron sobre cómo construír la agroecología, concluyendo: "Nuestro modelo de agricultura produce alimentos sanos, basados en la diversificación de cultivos, en nuevas relaciones entre hombres, mujeres y la naturaleza, en la eliminación del uso de agrotóxicos, de transgénicos y la dependencia del capital", y responsabilizan al modelo agroindustrial imperante de la crisis alimentaria mundial, ejemplificada por la hambruna en Somalía, así como el cambio climático.
Un movimiento horizontal y sin fronteras
Los participantes destacan la realización del encuentro en un territorio Maya, y afirman que su movimiento busca la unidad, no tiene fronteras es horizontal e integral.
Los campesinos y campesinas de toda América, reunidos en Guatemala, rechazan asimismo los intentos de apropiación de la agroecología por el sistema dominante y organismos como el Banco Mundial, las transnacionales y los malos gobiernos, y explicitan que la agroecología no está en venta y "se fundamenta en los saberes y prácticas ancestrales, construye el conocimiento a partir del diálogo y el respeto a las diferentes visiones y procesos, del intercambio de experiencias y utiliza tecnología apropiadas a la producción de alimentos sanos que atiendan a las necesidades de la humanidad, en armonía con la Pacha Mama (Madre Tierra).
Nosotros como Vía Campesina, una articulación de movimientos y organizaciones pluricultural, reconocemos y fortalecemos el intercambio de las experiencias y saberes entre campesinos, campesinas, indígenas y afrodescendientes, difundidas y multiplicadas en os diferentes espacios de formación y educación ejercidos en los programas de Campesino a Campesino, en las escuelas campesinas, escuelas de educación formal y educación abierta y en los procesos comunitarios y territoriales".


La declaración final enfatiza que los métodos utilizados pueden ser diferentes, pero la organización, la formación y la movilización constituyen principios unificadores de Vía Campesina/CLOC en la construcción de la agroecología.



A continuación, el texto completo de la Declaración del II Encuentro Continental.

"El mundo se encuentra enfrascado en múltiples crisis generadas por la codicia inherente al sistema capitalista, caracterizado por la dominación del capital sobre la producción de los bienes de la naturaleza. Entre ellas la Crisis Alimentaria y la Crisis Climática.

El hecho de que el número de personas hambrientas en el mundo haya subido de 800 millones a mil millones en los últimos años, aunado a la terrible hambruna en Somalia, muestra que el sistema alimentario dominante de las corporaciones es incapaz de alimentar al mundo, a la vez de que las emisiones de gases de efecto invernadero producidos por el mismo modelo calientan el planeta y dañan a la Madre Tierra.

El capital, representado por las corporaciones, los medios de comunicación, educación formal, las transnacionales, el latifundio y el agro negocio actualmente han cambiado su discurso apropiándose de términos y concepciones construidas a lo largo de la historia por los pueblos.

La Vía Campesina, por otro lado tiene la propuesta de la agricultura agroecológica, campesina, indígena, comunitaria que se presenta como pilar fundamental en la construcción de la soberanía alimentaria. Este modelo de agricultura produce alimentos sanos, basados en la diversificación de cultivos, en nuevas relaciones entre hombres, mujeres y la naturaleza en la eliminación del uso de agro tóxicos, de transgénicos y la dependencia del capital.

Debemos proteger nuestros saberes de las empresas, que a todo convierte en mercancía, para que no se apropien ni roben nuestros conceptos y los utilicen como productos privados al servicio de la lógica capitalista. Hoy día enfrentamos una coyuntura en donde el banco Mundial, los malos gobiernos y las empresas transnacionales nos quieren roban el concepto de la agroecología a través del proceso de la COP-17 en Durban y Rio+20 para justificar el engaño de los mercados de carbono del suelo. Frente a esto, afirmamos que La Agroecología es Nuestra y No Está en Venta.

La agricultura campesina es parte del proceso de transformación estructural de la sociedad y enfrentamiento a las crisis, por lo tanto aquí reafirmamos que la agroecología Indígena y Campesina Alimenta al mundo y enfría el planeta.

La Vía Campesina ha realizado varios encuentros regionales y continentales donde venimos profundizando el debate sobre nuestra mirada hacia el mundo y sobre el modelo de producción campesina agroecológico en distintos espacios de reflexión y discusión.

En agosto del 2009, se realizó el 1er. Encuentro continental de formadores y formadoras en agroecología, en el Instituto Agroecológico Latinoamericano (IALA) Paulo Freire en Barinas (Venezuela). En mayo del 2010, el Encuentro Asiático de agroecología en Colombo (Sri Lanka), en junio del 2011, el Encuentro de formadores y formadoras en agroecología de la región africana en Masvingo (Zimbabwe).
Así, hemos desarrollado un proceso de acercamiento al concepto de agroecología, que nos ha permitido fortalecer las bases que orientan la construcción de los procesos a los cuales las organizaciones de la Vía Campesina están involucradas. Recordamos que el 1er. Encuentro de las Américas afirmó que la agroecología:
• “es necesaria para que los pueblos garanticen la soberanía alimentaria y energética para la emancipación humana, además, la agroecología es vital para el avance de la lucha de los pueblos para la construcción de una sociedad en donde no haya la propiedad privada de los medios de producción y de los bienes naturales, sin ningún tipo de opresión y explotación, cuyo fin no es la acumulación”.
• “debe ser masiva e internacional, por eso los conocimientos acumulados por los pueblos, deben contribuir para el desarrollo de nuevas fuerzas productivas de la naturaleza y del trabajo humano, para que tengamos tiempo y condiciones de organizar todas las otras dimensiones de nuestras vida, o sea, nuestras luchas, comunidades, cultura, estudios, fiestas, entre otras”.
• “incluye el cuidado y la defensa de la vida, la producción de alimentos, de consciencia política y organizativa, avanzando en los procesos de cooperación para la transformación agroindustria, intercambio y destino de los frutos de nuestro trabajo, promoviendo una alianza entre los pueblos de la ciudad y del campo”.

Este primer encuentro también indicó que el 2do. Encuentro deberíamos profundizar el diálogo de saberes entre el materialismo histórico y las cosmovisiones indígenas y campesinas, asunto que efectivamente retomamos aquí.

En el marco del II Encuentro Continental de Formadoras y Formadores en Agroecología realizado entre los días 28 de julio al 3 de agosto del 2011, en Chimaltenango Guatemala nosotros campesinos y campesinas, indígenas y afro descendientes, representantes de 49 organizaciones de 20 países reafirmamos nuestro compromiso en la construcción y defensa de la agroecología.

Denunciamos el modo de producción capitalista y sus expresiones de dominación como el agronegocio y la explotación minera, con su acaparamiento y reconcentración de tierras y agua, el desalojo y criminalización de las organizaciones y las familias campesinas e indígenas, la sobre explotación de la fuerza de trabajo y los bienes de la naturaleza. La imposición de un modelo de producción basado en el monocultivo, en la disminución de la biodiversidad, en el uso de agrotóxicos, de transgénicos y el patentar del patrimonio cultural de los pueblos (las semillas, el conocimiento, las tecnologías y las prácticas).

Defendemos la Reforma Agraria Integral Popular como parte de la construcción de la Soberanía Alimentaria la autonomía y auto determinación de los pueblos. El Derecho a decidir sus propias políticas agropecuarias, desarrollar nuevas relaciones y valores entre hombres y mujeres y entre estos con la naturaleza.

Creemos en la agroecología como una herramienta en la construcción de otra manera de producir y reproducir la vida. Es parte de un proyecto socialista, una alianza entre los trabajadores y las organizaciones populares del campo y la ciudad. Debe promover el desarrollo integral de los trabajadores, campesinos, indígenas y afrodescendientes. Es imposible la coexistencia de la agroecología en el marco del sistema capitalista.

Afirmamos que la agroecología se fundamenta en los saberes y prácticas ancestrales, que construye el conocimiento a partir del diálogo y el respeto a las diferentes visiones y procesos, del intercambio de experiencias y utiliza tecnología apropiadas a la producción de alimentos sanos que atiendan a las necesidades de la humanidad, en armonía con la Pacha Mama (Madre Tierra).
Nosotros como Vía Campesina, una articulación de movimientos y organizaciones pluricultural, reconocemos y fortalecemos el intercambio de las experiencias y saberes entre campesinos, campesinas, indígenas y afrodescendientes, difundidas y multiplicadas en os diferentes espacios de formación y educación ejercidos en los programas de Campesino a Campesino, en las escuelas campesinas, escuelas de educación formal y educación abierta y en los procesos comunitarios y territoriales.
Reconocemos el hecho de realzar este encuentro en un territorio Maya, donde se inició uno de los métodos que hemos construido de campesino a campesino, que busca la unidad, no tiene fronteras es horizontal e integral.

Comprendemos que no hay una homogenización de los métodos, sino principios que nos unifican en la construcción de la Agroecología tales como organizar, formar y movilizar.

La cosmovisión en nuestra búsqueda por comprender el mundo, en su relación con el tiempo, con las energías creadoras y formadoras, y con la memoria histórica (de la agricultura los territorios, la humanidad) está complementada por una interpretación materialista histórica y dialéctica de la realidad, y junto a esta busca desarrollar el pensamiento político ideológico para lograr un cambio estructural de la sociedad y así la liberación y el buen vivir de nuestros pueblos.

CLOC-Vía Campesina, Chimaltenango, Guatemala, 03 de agosto del 2011.




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Fuente: Minga Informativa de Movimientos Sociales
http://movimientos.org/

miércoles, mayo 18, 2011

Las semillas campesinas son patrimonio de las comunidades campesinas y de los pueblos indígenas al servicio de la humanidad


Intercambio de semillas (Trafkintu) en Cholchol, octubre 2010

Declaración de la Vía Campesina sobre las semillas
"Las semillas campesinas son dignidad, cultura y vida: campesinos en resistencia, defendiendo sus derechos respecto de las semillas campesinas.
Hoy en día somos víctimas de una guerra por el control de las semillas. Nuestras agriculturas están amenazadas por industrias que intentan controlar nuestras semillas por todos los medios posibles. El resultado de esta guerra será determinante para el futuro de la humanidad, porque de las semillas dependemos todos y todas para nuestra alimentación cotidiana.
Un actor en esta guerra es la industria de las semillas, de la ingeniería genética, de las tecnologías híbridas y de los productos agroquímicos, que quiere adueñarse de nuestras semillas para multiplicar sus ganancias, obligando a los campesinos a ser consumidores dependientes de sus semillas. Por el otro lado estamos los campesinos y campesinas, que conservamos y reproducimos nuestras semillas a través de nuestros sistemas vivos de semillas locales, campesinas e indígenas, semillas que son patrimonio de nuestros pueblos, custodiadas y reproducidas por mujeres y hombres del campo. Nuestras semillas son una riqueza que ponemos generosamente al servicio de la humanidad.
Robo y despojo de la industria
La industria ha inventado muchas maneras de saquear las semillas para manipularlas, con el fin de marcarlas con sus títulos de propiedad industrial, y entonces obligarnos, a los pueblos campesinos del mundo, a comprar cada año sus semillas privatizadas en lugar de guardar y seleccionar nuestras propias semillas para la siguiente siembra. Sus métodos incluyen las semillas híbridas que no pueden ser reproducidas por los campesinos, los transgénicos, y la propiedad industrial sobre las semillas, patentes o certificados de obtención vegetal que son impuestos a través de tratados internacionales y leyes nacionales. Todos son métodos de robo y despojo, porque todas las semillas de la industria son de hecho el producto de miles de años de selección y cruces realizados por nuestros pueblos. Gracias a nosotros los campesinos, la humanidad cuenta con la gran diversidad de cultivos que, junto con la crianza y la domesticación de animales, hoy alimentan al mundo.
En su afán por crear monopolios y robar la los bienes naturales de los pueblos, las corporaciones y los gobiernos comprados por ellas, ponen en riesgo toda la agricultura y la alimentación de la humanidad. Unas cuantas variedades uniformes reemplazan a miles de variedades locales, erosionando la diversidad genética que sustenta nuestra alimentación. Frente al cambio climático, la diversidad es fortaleza y la uniformidad es debilidad. Las semillas comerciales reducen drásticamente la capacidad de la humanidad para enfrentarse y adaptarse al cambio climático. Por eso hemos señalado que la agricultura campesina, con sus semillas campesinas, contribuye a enfriar el planeta.
Daños al medio ambiente
Bien saben en nuestras comunidades que las semillas híbridas y las semillas transgénicas requieren grandes cantidades de productos agrotóxicos, fertilizantes químicos y agua, lo cual eleva los costos de producción y daña el medio ambiente. Además, son mucho más susceptibles a las sequías, enfermedades y plagas, generando centenares de miles de casos de cosechas destruidas y economías familiares echadas a perder. La industria ha "mejorado" las semillas para que no puedan ser cultivadas sin la ayuda de productos químicos dañinos, para que sean cosechadas con maquinaria pesada, y que soporten preservación artificial durante las largas distancias de transporte. Pero ha dejado de lado características importantes para nuestra salud. El resultado son semillas que han perdido su valor nutricional y están saturadas de venenos químicos. Estas semillas son la raíz de numerosas enfermedades crónicas y alergias generalizadas, así como de la contaminación de la tierra, el agua y el aire que respiramos.
En cambio, los sistemas campesinos de rescate, revalorización, conservación y adaptación local gracias a la selección y a la reproducción en los campos de los campesinos, así como los intercambios de semillas entre campesinos, mantienen y aumentan la biodiversidad genética del sistema alimentario mundial, y nos confieren también la capacidad y flexibilidad para afrontar ecosistemas diversificados, climas cambiantes y el hambre en el mundo.
Semilla en peligro
Nuestras semillas están más adaptadas a las condiciones de siembra locales, producen alimentos de mejor calidad nutritiva, y funcionan con alta productividad en sistemas agroecológicos sin agrotóxicos ni otros insumos costosos. Pero los híbridos y los transgénicos contaminan nuestras semillas y las ponen en peligro de extinción. Los híbridos reemplazan a nuestras semillas en sus lugares de origen y llevan a su desaparición. La humanidad no puede sobrevivir sin las semillas campesinas, y sin embargo, las semillas de las corporaciones atentan directamente a su existencia.
No debemos equivocarnos. Estamos frente a una guerra por las semillas. Y del resultado depende el futuro de todos y todas. Es a través de esta óptica que se tiene que analizar el Tratado Internacional para Recursos Fitogenéticos para la Agricultura y la Alimentación (TIRFAA), para entender qué está en juego y qué posiciones se deben fijar.
El Tratado Internacional para Recursos Fitogenéticos para la Agricultura y la Alimentación
En primer lugar, es necesario ubicar el Tratado en su contexto histórico, en la historia de intentos de despojarnos de nuestras semillas. Nos queda claro que la industria y la mayoría de los gobiernos utilizan el Tratado para legitimar el acceso de la industria a las semillas campesinas guardadas en distintas colecciones mundiales. El Tratado reconoce y legitima la propiedad industrial sobre las semillas, justificando el despojo y el monopolio. En el Tratado, el lenguaje florido sobre los derechos de los agricultores deja en manos de los estados la responsabilidad de su aplicación, pero sin embargo los estados no la aplican. Vemos el hecho de mencionar estos derechos como un intento de protegerse contras nuestras posibles protestas y denuncias.
El resultado es un tratado que legitima las leyes de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en cuanto a los derechos de propiedad industrial; por ende, es legalmente vinculante en cuanto a los derechos de propiedad industrial y los derechos de los fitomejoradores, pero permite a los estados no respetar los derechos de los agricultores, aunque utilice un lenguaje bonito. Es un tratado contradictorio y ambiguo, un tratado que en la práctica toma el lado del despojo.
Sin embargo, esto no significa que todo esté perdido. El Tratado podría ser acogido, desde el punto de vista campesino, pero las correcciones deben ser mayores y son urgentes. Por ende, La Vía Campesina afirma que:
No podemos conservar la biodiversidad y alimentar al mundo y mientras que nuestros derechos de sembrar, guardar, intercambiar y vender nuestras semillas sean criminalizados a través de leyes que legalizan la privatización y comercialización de las semillas. El Tratado de la Semillas es el único tratado existente hasta la fecha que contempla los derechos campesinos, pero los estados no respetan estos derechos, mientras que sí respetan el derecho de propiedad industrial. Por eso, el Tratado debe dar prioridad a los derechos campesinos y éstos deben ser vinculantes. Deben ser aplicados en cada uno de los 127 países que ratificaron el Tratado.
El Tratado mismo va en contra de los derechos campesinos cuando promueve las patentes y otras formas de propiedad industrial sobre las semillas. El Tratado debe prohibir toda forma de patente; protección de variedades y sus regalías sobre semillas que se reproducen los campos; así como toda otra forma de propiedad industrial sobre los seres vivos.
La industria ha adquirido una inmensa deuda por apropiarse de nuestras semillas y por destruir la biodiversidad cultivada para reemplazarla por algunas variedades manipuladas. La industria debe pagar esta antigua deuda, pero esto no le da de ninguna forma el derecho de continuar apropiándose de las semillas. La industria debe pagar y también dejar de apropiarse de nuestras semillas y destruir la biodiversidad.
El Tratado propone el "reparto de los beneficios" de los derechos de propiedad industrial que reconoce. Estos "beneficios" son resultado del despojo de nuestras semillas campesinas. Nosotros no queremos participar del robo de nuestras semillas, rehusamos el reparto de beneficios porque no queremos derechos de propiedad industrial sobre las semillas.
Exigimos políticas públicas a favor de sistemas vivos de semillas campesinas, sistemas que estén en nuestras comunidades y bajo nuestro control. Estas políticas no deben promover las semillas no reproducibles, como los híbridos, sino que deben promover semillas reproducibles y locales. Estas políticas deben prohibir los monopolios, favorecer la agroecología y el acceso a la tierra y cuidado de los suelos. Estas políticas públicas también deben favorecer la investigación participativa en los campos de los campesinos bajo control de sus organizaciones y no de la industria. Hacemos un llamamiento a nuestras comunidades para seguir conservando con cuidado, proteger, desarrollar y compartir nuestras semillas campesinas: esta es la mejor forma de resistir contra el despojo y la mejor forma de preservar la biodiversidad.
Los bancos centralizados de semillas no responden a las necesidades campesinas. Son museos de semillas para el beneficio de corporaciones biopiratas. Además en esos bancos nuestras semillas están amenazadas por contaminaciones genéticas y por los derechos de propiedad industrial. No podemos confiar en los gobiernos y el tratado para conservarlas. Nos negamos a entregar nuestras semillas a los bancos de genes del sistema multilateral y de la industria mientras siga habiendo patentes sobre las plantas, sus genes o sus partes, u otro tipo de sistemas de derecho de propiedad industrial como la protección de obtenciones vegetales que exigen regalías sobre semillas reproducidas en los campos, mientras los transgénicos continúen existiendo.
La privatización de semillas es una amenaza seria para nuestras semillas campesinas en África, Asia y América Latina. Pero en algunos de nuestros países, sobre todo en Europa y América del Norte, el monopolio comercial de las semillas de la industria ya ha hecho desaparecer a la mayoría de nuestras variedades locales. En estos países ya no podemos llevar a cabo nuestra selección campesina utilizando las variedades disponibles comercialmente, porque fueron manipuladas para no crecer bien sin muchos insumos químicos o procesos industriales. Han perdido mucho de su valor nutricional y con más y más frecuencia semillas transgénicas. No podemos seleccionar nuestras nuevas variedades campesinas en base a las semillas de nuestros padres que se encuentran encerradas en bancos de genes. Exigimos acceso sin condiciones a las colecciones de semillas del sistema multilateral porque son nuestras semillas las que están guardadas en él.
Nosotros campesinos y campesinas guardamos nuestras semillas en primer lugar en nuestros campos pero también en graneros y casas de semillas campesinas y en sistemas campesinos locales que constituyen también pequeñas colecciones "ex situ". Ponemos estas colecciones "ex situ" lo más cerca posible a nuestros campos para que los campesinos mantengan control, responsabilidad y acceso a ellas. Para tomar el lenguaje del Tratado, nosotros los campesinos construimos nuestro propio "sistema multilateral". Esta es la base en la que podemos colaborar con el Tratado, recordándole que él no es el único que organiza la conservación de semillas. Si el Tratado quiere colaborar con nosotros, debe respetar nuestras condiciones y nuestros derechos y prohibir los derechos de propiedad industrial y los transgénicos.
Ya que el proceso del Tratado se lleva a cabo dentro de las Naciones Unidas, son los estados quienes adquieren responsabilidades frente a los sistemas de semillas campesinas. Sin embargo, la Organización Mundial del Comercio hace que los derechos de los fitomejoradores sean vinculantes, mientras que los derechos de los campesinos no son respetados. Exigimos que los derechos de los agricultores sean vinculantes y los derechos de los fitomejoradores sean subordinados a ellos. Esto necesariamente significa derogar las leyes actuales que comercializan las semillas y niegan los derechos de los campesinos. Exigimos la ratificación de leyes nacionales que reconozcan los derechos de los agricultores. La Vía Campesina hace un llamado para la pronta aprobación y ratificación de una convención de derechos campesinos dentro de las Naciones Unidas. Agricultura y semillas fuera de la OMC y los tratados de libre comercio.
La agricultura campesina puede alimentar el mundo
El Tratado es parte de una serie de desafíos a los pueblos campesinos e indígenas a los que nos estamos enfrentando hoy en día. El Proceso Río+20 lleva a un enfrentamiento claro entre un capitalismo disfrazado de verde y la agricultura campesina, la agroecología y nuestras semillas campesinas. La Vía Campesina actuará para defender la agroecología y las semillas campesinas que representan la esperanza para el futuro de la humanidad. Como hemos demostrado, la agricultura campesina sostenible contribuye a enfriar el planeta y puede alimentar al mundo.
Si los estados se comprometen a reformar el Tratado, defendiendo activa y efectivamente los derechos de los agricultores, estamos dispuestos a colaborar en el Tratado, incluso dentro de mecanismos de un comité paralelo basado en el modelo del del Comité de Seguridad Alimentaria que acompaña al proceso de la FAO en Roma. Pero no vamos a abrir la puerta a una colaboración con el Tratado que nos va a enfrascar en interminables discusiones mientras que los transgénicos, los híbridos y los derechos de propiedad industrial nos despojan de nuestros campos. Cualquiera que sea la decisión del Tratado de reconocer o no a aquellos que somos los guardianes de la biodiversidad, continuaremos trabajando dentro de nuestros propios sistemas campesinos de semillas, los cuales han en el pasado y continuarán en el futuro asegurado la biodiversidad y alimentado a la humanidad. De esta forma, estamos guardando las semillas no solo para nosotros sino también para nuestros hijos: Las semillas campesinas son patrimonio de las comunidades campesinas y de los pueblos indígenas al servicio de la humanidad."
fuente: www.biodiversidadla.org

sábado, abril 16, 2011

Día Internacional de la Lucha Campesina: 17 de abril


La Via Campesina

(Jakarta, 16 de abril de 2011)- El 17 de abril, el mundo celebrará el Día Internacional de la Lucha Campesina. Más de 100 acontecimientos diferentes en defensa de la agricultura campesina y la soberanía alimentaria tendrán lugar en todas partes del mundo, en capitales, ciudades y pequeños pueblo. En esta fecha se conmemora el asesinato en Eldorado dos Carajás, Brasil, en 1996, de 29 campesinos inocentes que luchaban por la tierra y defendían la producción alimentaria de los campesinos y pequeños agricultores.

Este año reiteramos la necesidad de liberarnos del sistema de producción de alimentos industrial y también nos reafirmamos en nuestra creencia de que la agricultura campesina puede alimentar al mundo. La crisis alimentaria actual muestra que el sistema alimentario industrial predominante ha fracasado y que las promesas de la Cumbre de la Alimentación de 1996, reflejadas en el Objetivo de Desarrollo del Milenio, de reducir el hambre hasta 2015, no se cumplirán. Al contrario, el número de hambrientos se ha incrementado de 800 millones en 1996 a 1000 millones en este momento.

Celebraremos este día de varias formas diferentes. Una gran variedad de grupos, activistas, comunidades, medios de comunicación y organizaciones de todos los continentes han organizado acciones directas, actividades culturales, talleres, proyecciones de películas, programas de radio, debates sobre Soberanía Alimentaria etc.

Una de las acciones más importantes será la publicación de una declaración internacional contra el acaparamiento de tierras, con ocasión de la reunión del Banco Mundial en Washington DC.

En Bruselas, una multitudinaria acción con el título “Liberemos nuestras semillas” reunirá a muchos participantes, que intercambiarán semillas y experiencias de sus jardines y huertos. Se trata de una forma simple de reforzar la diversidad y reafirmar el valor de las semillas en nuestra alimentación y en nuestra cultura.


En Brasil, elMovimiento de los Sin Tierra MST organizará un seminario titulado “Eldorado dos Carajás, 15 años de impunidad” para conmemorar el 15 aniversario de la masacre. En Rio Grande do Sul, Brasil, unas 600 personas de organizaciones miembros de La Via Campesina van a realizar una marcha para reclamar su derecho a la tierra en el contexto del Día Internacional de la Lucha Campesina.

En Corea, la Liga Campesina Coreana y la Asociación Coreana de Mujeres Campesinas, junto con otras 25 organizaciones de campesinos organizaron dos mobilizaciones esta semana. La primera, en favor de la reforma de la legislación sobre cajas cooperativas agrícolas y la segunda, en contra de los Acuerdos de Libre Comercio entre Corea y USA y Corea y la UE, pidiendo al mismo tiempo compensaciones para los agricultores que se han visto afectados por la glosopeda, y la protección de los derechos campesinos. Más de mil quinientos agricultores de todo el país se reunieron en estas ocasiones.

Vea los vídeos del 17 de abril:

Vídeo de La Via Campesina sobre el 17 de Abril, día de la lucha campesina
Dia de la Lucha Campesina - 17 de Abril

Portavoces de La Via Campesina para entrevistas:
Paul Nicholson – España (español, inglés y francés), telf.: +34636451566
Itelvina Masioli – Brasil (español y portugués), telf.: +551195189275
Renaldo Chingore João – Mozambique (portugués), telf.: +258824507340
Josie Riffaud – France (francés), telf.: +336105291

La Vía Campesina
La Vía Campesina es el movimiento internacional de campesinos y campesinas, pequeños y medianos productores, gente sin-tierra, mujeres y jóvenes de las comunidades rurales, pueblos indígenas y trabajadores agrícolas. Creada en 1993, la Vía Campesina agrupa actualmente más de 200 millones de campesinos y campesinas en cerca de 150 organizaciones de 70 países de todo el mundo en Asia, África, Europa y las América.