Palabras de Germán, hijo de Carlos Berger y Carmen Hertz,
ayer en el Memorial, sepultando a su padre asesinado en 1973.
Bertolt Brecht escribió
“íbamos cambiando de país como de zapatos, desesperados
cuando en alguna parte solo había injusticia, pero no indignación. También el
odio contra la bajeza desfigura las facciones. También la ira contra la
injusticia pone ronca la voz. Ustedes, sin embargo, cuando lleguen los tiempos
en que el hombre sea amigo del hombre, piensen en nosotros con indulgencia”
Y así es, la voz se nos ha puesto ronca, desesperados e
indignados seguimos hoy frente a la impunidad y la ignominia que ha campeado en
nuestro querido país. Hemos lidiado contra la ira, contra la soledad de la pérdida.
La indignación y las convicciones nos han mantenido en pie, algunos han podido
incluso luchar gracias a ella, otros hemos tratado solo de sobrevivir.
Querida familia, queridos Petxis, Mama eterna luchadora,
hijitas mías, Elsita, Ricardo, Vivi, Jorge, Manuel, tíos, primos, queridos
Sadá… Amigos todos, hermanos de ruta, esos que forman parte de la familia
electiva que la vida suele darnos.. En este día, donde estamos homenajeando a
mi padre asesinado, quiero dar las gracias por acompañarnos hoy aquí, gracias
por acompañarnos siempre y ser tan indulgentes con nosotros…
Mi tio Eduardo me dijo una vez que si hubiésemos tenido un
cuerpo, si hubiésemos podido enterrarlo, quizás habríamos podido hablar más de
la muerte de Carlos…pero nunca lo hicimos y el silencio se impuso entre
nosotros. El presente y el pasado de mi familia se partieron ahí, con la
devastadora muerte de mi padre…y el futuro ya no volvería a ser el mismo para
ninguno de nosotros. Su muerte y la desaparición de su cuerpo nos dejó un dolor
seco, incapaz de ser expresado, un dolor casi prohibido…fue como si toda su
existencia nunca hubiese existido, la pena era oculta, cada uno cargaba con su
propio dolor. Lamento que Eduardo ya no esté con nosotros para participar de
esta ceremonia.
Querido viejo,
Es extraño estar hoy aquí .., enterrando unos restos que el
desierto nos devolvió de tu cuerpo, es difícil porque el horror de tu crimen y
la angustia de saberte desaparecido ya son heridas indelebles en nuestras
almas...
Pero aquí estamos y estaremos siempre, una y otra vez. Aquí
está tu familia, aquí están tus amigos, aquí están los familiares que siguen
buscando, aquí están también las almas de tus compañeros asesinados, aquí esta
parte de ese país que alguna vez soñaste con cambiar… Aquí estamos todos,
celebrando tu ceremonia 40 años después de tu muerte..
Recuerdo que cuando era niño soñaba casi todas las noches
que tu regresabas, que habías estado escondido y volvías a nuestro lado.. Me
explicabas cosas, escuchaba tu voz por primera vez, acariciaba tu rostro por
primera vez y sentía tus labios en mis mejillas por primera vez…las fantasías
inundaban mi mente y mi cuerpo de niño. La cronología de la infancia no está
hecha de líneas sino de sobresaltos. La memoria es un espejo opaco y vuelto
añicos.. intentar recordar es tan desesperante como intentar recuperar un sueño
que nos ha dejado una sensación, pero ninguna imagen, una historia sin
historia, vacía, de la que queda solamente un vago estado de ánimo… Las
imágenes se han perdido.. Los años, las palabras, los juegos, las caricias se
han borrado, y sin embargo, de repente repasando el pasado, algo vuelve a
iluminarse en la obscura región del olvido. Casi siempre se trata de una
esperanza mezclada con alegría, y casi siempre está la cara de mi papa, tu
cara, pegada a la mía. Como la sombra que arrastramos o que nos arrastra…
Fue difícil todo, tolerar mi innata mezquindad y conducirla
por causes menos dañinos, aprender a contener mi sed de venganza, no es que a
uno le enseñen a ser bueno, sino que le enseñan a no ser malo… Nunca me he
sentido bueno, pero debo reconocer que gracias a la benéfica influencia de mi
papa, he podido ser un malo que no ejerce, un cobarde que se sobrepone con
esfuerzo a su cobardía y un avaro que domina su avaricia…y lo más importante,
si hay algo de felicidad en mi vida, si tengo alguna madurez, si casi siempre
me comporto o trato de comportarme de una manera decente y mas o menos normal,
si no soy un antisocial y he soportado suicidios, penas, muertes violentas y
todavía sigo siendo pacifico, creo que fue simplemente porque mi padre era
Carlos Berger Guralnik.
Yo quise a mi papa con locura, con un amor que nunca volví a
sentir hasta que nacieron mis hijas. Cuando nacieron ellas lo reconocí, porque
es un amor muy parecido en intensidad, aunque distinto, y en cierto sentido
opuesto. Yo sentía que a mi nada me podía pasar si estaba con mi papa, aunque
fuera de aquella manera onírica. Y siento que a mis hijas nada les puede pasar
si están conmigo… Todo esto es una cosa muy primitiva, ancestral, que se siente
en lo más hondo de la conciencia, en un sitio anterior al pensamiento…
Hoy es un día de homenaje, este funeral es una fiesta de la
memoria… la tristeza nos embargará siempre y nunca será suficiente.. Sin
embargo debemos levantarnos y ser capaces de reír, de amar y de bailar…… Hoy es
un día donde la memoria triunfa por un instante, porque nos atrevemos a recordar,
porque pensamos en lo mucho que hemos sufrido, porque soñamos otra vez con un
país mas justo, más inclusivo.. Porque incluso por instantes somos capaces de
luchar por ello… Hoy es la fiesta de mi padre, de todos los compañeros y
compañeras asesinadas, hoy es la fiesta de mi patria, de mi pueblo… de un país
que se levanta y es capaz de soñar…
Y para terminar quiero decir que la historia es triste pero
no desesperada…
Ahora tengo 41 años y acompañado por mi esposa Elsa y mis
hijas Greta y Amalia luchamos por hacer una vida nueva, sana, limpia de
rencores y de odio, no queremos eternizar el luto, No tratamos el tema como una
tragedia…la tragedia de muchos, la tragedia de un pueblo. Estamos hoy aquí para
contarles a nuestras hijas de donde ellas vienen, quienes eran y cómo fueron
sus ancestros… No hay tono quejumbroso, no se busca provocar el llanto, solo
quiero que mis hijas conozcan esa parte de la saga de su familia…del país.
Hijas mías, vuestro padre desea que se coman la vida, que no
sufran…, ustedes asoman al mundo repartiendo alegría, encarnan la esperanza de
una vida nueva… ustedes representan el triunfo de la vida…
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